Ana Julia Romero es madre de tres mujeres y un varón: Ana Julia, Gabriela, Paulina y Manuel, “todos son hijos excelentes, todos profesionistas”, afirmó.
A la par de su rol como mamá, Ana Julia se desarrolló profesionalmente como pintora y maestra, al crear la Academia de Jóvenes Pintores de Querétaro, espacio en el cual por más de 30 años se dedicó a instruir en el arte de la pintura, y aunque desde hace tres meses cerró la Academia, seguirá impartiendo clases. Ana Julia, Gabriela y Paulina Aguado Romero fueron alumnas de su mamá, una etapa que marcó sus vidas, porque hoy en día las tres se dedican a la pintura.
¿Cómo recuerda el 10 de mayo, cuando sus hijos eran pequeños?
—Increíbles, porque ellos vieron como yo festejaba a mi mamá, despertándola desde muy temprano, “Las mañanitas”, el regalo. Las mamás no se querían levantar, pero nosotros las levantábamos por la emoción de darle el regalo y todo eso lo recibí de mis hijos, las cartitas tradicionales que les dicen a uno bellezas, con letras chuecas pero uno trata como mamá de entenderlas. Fueron momentos muy felices.
Paulina se inició en la pintura en su Academia, ¿cómo fue ser mamá y maestra a la vez?
—Fue algo maravilloso. Dios me ha dado muchísimos regalos. Estuve tomando mis estudios en la carrera de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, y no los pude terminar como yo hubiera querido, con viajes, en escuelas reconocidas en Europa, en Nueva York, no lo pude lograr por cuatro hijos que yo tenía, sin embargo Dios me regresó regalos 100 veces más importantes que haber estado en las galerías más importantes del mundo, porque logré que tres de mis hijas fueran pintoras. Ana Julia, ella pinta precioso, ha expuesto en Nueva York, cosa que yo hubiera querido, y le tocó a ella. Se fue estudiar a París a la escuela de Bellas Artes, y así le tocó a Paulina y a Gabriela, entonces las tres a parte de su carrera profesional, como arquitecto Ana Julia y Gabriela y Paulina como abogadas, practicaron lo que es el arte de la pintura, gracias a que yo abrí una escuela de pintura Academia Jóvenes Pintoras de Querétaro, esa Academia surgió porque yo quería seguir viviendo en la pintura. En el arte es fácil decir: es artista y es muy a gusto ser artista. Pero también tiene sus competencias, sus obligaciones, sus responsabilidades, como maestra no te puedes dedicar a enseñar lo que el alumno quiere, antes de que inicien les digo, piensen bien qué es lo que quieren pintar, qué quieren transmitir en su obra de arte y así fui con mis hijas y creo que funcionó.
¿Era una maestra estricta con sus hijas?
—Y con mis alumnos, con todos. No me gusta que los padres de familia gasten su dinero en llevar a sus hijos a perder el tiempo. Estamos pasando por momentos muy difíciles en que no hay tiempo de perder el tiempo, el tiempo vale oro para mí y quiero que así sea para mis alumnos e hijos.
¿Sus hijos qué le han enseñado?
—Me han enseñado que aprendieron a tener carácter, fortaleza, seguridad en lo que se refiere al trabajo, seguridad de que lo están haciendo profesionalmente, eso es lo que he aprendido de ellos. Dios quiera y no sea pronto, pero el día en que yo me vaya dejo hijos responsables. Y desde donde esté voy a estar muy orgullosa de ellos.
¿En qué se parece a su hija Paulina?
—El 50% de personas que me encuentro en la calle me dicen: ‘Paulina, ¿cómo estás?’. Y les digo ‘No no, no soy Paulina, por favor, no le des en la torre a mi hija, porque le llevo la mitad de vida’. Y me dicen: ‘Eres idéntica, tu forma de ser, actuar, conducirte’. Y yo digo que fue porque me vio muchos años haciéndolo, pero siento que nos parecemos porque también se entrega a su trabajo con mucho gusto, se entrega de lleno. A veces le digo: ‘Bájale’. Y me dice: ‘No puedo mamá, es lo que vi. ¿Cómo me pides bájale? Si tú nunca le bajaste ni le sigues bajando’.
¿La etapa de la maternidad de sus hijas, cómo la ha vivido?
—Tengo seis nietos, Paulina tiene dos hijos, Gabriela tres y Ana Julia uno. Y se oye extraño, pero siento que todos son mis amigos, son tan responsables mis hijos que no siento ninguna carga como abuela. Yo sé que en una emergencia voy a estar ahí con ellos y ellos conmigo, pero son tan responsables que no siento ninguna carga, ninguna responsabilidad, porque sé que están muy bien cuidados.
¿Cómo va a festejar este 10 de mayo?
—Con ellos, si Dios me da licencia. En un restaurante donde tengan juegos para que los niños estén jugando, porque quiero estar rodeada de todos mis nietos y mis hijos.