En el asilo San Sebastián hubo fiesta por el cumpleaños número 100 de María Juana Avilés Mata, quien es una de las residentes más longevas de la casa hogar.
En medio de una crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, tras las puertas del asilo de la calle Otoño, Mary, como la llaman familiares y amigos, celebró un siglo de vida acompañada de sus hijos, nietos y compañeros residentes.
“Ya no sé cuántos años cumplo, pero gracias a Dios todavía estoy aquí”, dijo Mary tenuemente, como pensando en voz alta, al iniciar el festejo.
Radiante, en un vestido de encaje color champagne y con accesorios a juego, la abuelita de 100 años de edad agradeció con sonrisas las felicitaciones de sus compañeros, familiares y también del personal del asilo, que se esforzó para realizar una hermosa fiesta de cumpleaños con una rica comida en el jardín y también con un jugoso pastel.
“100 años no los cumple cualquiera, por eso no podíamos dejar de celebrar”, comenta Elizabeth Ugalde, directora operativa del asilo.
Tras más de un año, esta es la primera celebración que se vive en el asilo San Sebastián, pues los residentes llevan meses sin recibir visitas para evitar contagios de coronavirus. Y aunque los 32 adultos mayores que habitan en el espacio ya recibieron la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19, las visitas seguirán restringidas hasta que todo el personal sea inmunizado.
Por eso, esta no fue sólo una celebración de cumpleaños, sino una celebración a la vida entera de los residentes, que han afrontado con entereza el último año, lleno de incertidumbre.
La anfitriona, observando en silencio la fiesta realizada en su honor, le sonreía a todo el que le dirigiera la palabra; decía que sí al pastel, a la comida, decía que sí a la música de mariachi y también accedía a tomarse fotos con sus amigos y familiares. Toda una celebridad.
Nacida en 1921, María Juana Avilés Mata, originaria del Barrio San Sebastián, en Querétaro, amante de la comida y la música, dedicó gran parte de su vida a ser costurera pero también a cuidar de sus hijos Fernando y José Luis, quienes celebraron con ella su centenario de vida. En la fiesta también estuvieron sus nietos: Gaby, Mony y Fernando.
El personal del asilo, y por seguridad de los residentes, sólo permitió que la festejada tuviera cinco invitados, los demás fueron compañeros residentes, religiosas, administrativos y voluntarios que apoyan en las actividades de esta residencia para ancianos.
Lo primero fue asistir a misa en la capilla del asilo, para agradecer el siglo de vida recién cumplido de María Juana. Después vino la fiesta, con refrescos, chicharrones, agua de jamaica, pollo fresco y para cerrar con broche de oro, un enorme pastel. También hubo música en vivo, interpretada por un joven vestido de charro, quien cantó la inolvidable pieza romántica titulada “Cien años”.
“Dijo Mary que quería un mariachi y eso le trajimos, un sólo mariachi, sólo nos alcanzó para uno”, decían los administrativos en medio de risas. El buen humor era evidente.
“Es una gran bendición celebrar los 100 años de vida de mi madre, es algo que no cualquiera lo logra, pero lo mejor es que llegó a esta edad sana y feliz, la vemos muy contenta. Mucha gente tiene sentimientos encontrados sobre los asilos, nosotros agradecemos mucho al personal del asilo San Sebastián por ser una verdadera familia para nuestros padres y abuelos, que por alguna razón vienen a vivir aquí”.
“El último año, por el Covid, solo teníamos contacto por videollamada o a través de un muro de acrílico, esta es la primera vez después de tanto tiempo que tenemos contacto físico, que puedo tomarla de la mano, que ella me abraza, todos extrañabamos eso”, comenta Fernando Noriega.
Para Elizabeth Ugalde, directora del asilo, celebrar el centenario de María Juana era algo indispensable, y aunque en un inicio dudaban, por las medidas sanitarias, redoblaron esfuerzos para poder realizar esta fiesta.
“Es algo que no teníamos contemplado, nos hemos cuidado muchísimo por lo del Covid, pero conforme se acercaba la fecha nos dimos cuenta de que era un motivo importante, que teníamos que celebrar la vida, celebrar que seguimos aquí y que seguimos juntos”.
“Para los demás abuelitos es una motivación, ver que a pesar de lo difícil de la situación hay que ser felices, agradec idos, esto nos levantó el ánimo a todos, ha sido un año muy difícil y todos necesitábamos esto”, dice.
En esta ocasión, María Juana fue la anfitriona por cumplir 100 años de vida, pero eso no la hace la residente más longeva; la abuelita con más edad en el asilo es Tersita, con 106 años.
Al ser una institución de asistencia social, el asilo opera gracias a las donaciones ciudadanas; los interesados pueden hacer donativos económicas o en especie, siempre se necesitan insumos médicos y de higiene personal.
Las aportaciones pueden realizarse a través de depósitos en farmacias y algunas tiendas de conveniencia a la cuenta Banorte 4915663035007989. Para Asilo S Sebastian. O transferencias en Banorte con los siguientes datos: A Asilo San Sebastián IAP. Código banco 0236. Cuenta 0536700885. Clabe Interbancaria 072680005367008855. Plaza 9586 TEC 100 Qro.