La Mirruña Teatro presenta hoy la puesta en escena “¿Monstruo estás ahí?”, que seguirá exhibiéndose todos los domingos en punto de las 11:30 horas, hasta el 1 de abril.
Los personajes principales de esta historia dirigida a los niños, son Mechita, quien es una niña intrépida, así como el monstruo que habita en la oscuridad.
El objetivo de esta obra es generar una reflexión entre los pequeños, así como ayudarles a vencer sus miedos, por medio de divertidas dinámicas en escena, canciones y la interacción con algunos de los amistosos personajes.
Mechita es una niña curiosa y recibe el reto de sus hermanos mayores de dormir sola durante una noche, en el jardín de la casa, y en caso de lograrlo, ellos la invitarán al próximo campamento para “niños grandes”.
Con su peculiar look de dos coletas, pantuflas de unicornio y mejillas coloradas, Mechita se dispone a emprender la aventura, pero en el camino se le ocurre una idea más segura, instalarse en el sótano.
Sin embargo, un día la mamá de Mechita le pide que ordene su cuarto, ya que lleva meses sucio, por lo que ella —a regañadientes— obedece y sin darse cuenta, el monstruo que vive bajo su cama, escapa hacia el sótano.
Es por ello que cuando va a dormir “fuera de casa”, se topa con este ser, que ahora habita en una caja. “En vez de sentir miedo, Mechita cree que es la más afortunada del mundo porque nunca ha tenido un monstruo de mascota y decide que lo va a entrenar”, explicó Jessica Zermeño, quien escribió y dirige esta obra.
Durante la feliz convivencia entre la niña y su nuevo amigo, surge además la problemática de que este sucio personaje la convence de no bañarse, no lavarse los dientes y ser desordenada, entre otras acciones que provocan que Mechita se quede sin amigos en la escuela.
“En esta parte de la historia los niños nos ayudan a decidir muchas cosas, les preguntamos si creen que está bien que Mechita siga con el monstruo y todos contestan que no”, describió Zermeño.
El desenlace deja un mensaje en cada uno de los espectadores, ya que a través de esta historia no sólo se crea conciencia en los pequeños, sino también en sus padres.
“Para un mejor intercambio, los niños se sientan al frente del recinto, de esta manera existe mayor conexión con los personajes. Lo mejor es verlos reír, gritar y de verdad meterse en la obra”, dijo Zermeño.
Y es que la aproximación de los pequeños es impresionante, están atentos a cada escena, cambio o movimiento. Además responden elocuentemente, sobre todo en el momento en el que se les cuestiona cuál es su miedo más grande.