A los 24 años de edad, mientras trabajaba en el departamento de fibra óptica de una empresa telefónica, Amadeo perdió la vista. Aprender a vivir en la oscuridad le llevó tiempo; en el deporte encontró su camino hasta que una lesión lo sacó de las pistas de atletismo, ahora fija toda su atención en la fotografía, en donde ha vuelto a recordar colores e imágenes.

“Es como volver a vivir, plasmar tu vida pero ahora con foto”, dice a EL UNIVERSAL Querétaro Amadeo Alonso Arteaga, participante del primer módulo del curso para personas con baja visión o ceguera 2017 que promueve Buró Cultural en colaboración con la Escuela Activa de Fotografía.

Estudió diseño gráfico y para eso la foto era una herramienta básica, mas al perder la vista nunca volvió a tocar una cámara, lo limitaba la pregunta: ¿cómo un ciego va a tomar fotos?

“Tenía esa inquietud de poder plasmar o poder acercarme con la fotografía a lo que yo había vivido, a lo que yo era antes, a volver a recordar lo que yo vi, viví y disfruté; tomar foto es como volver a nacer; recordar imágenes, colores, sensaciones. La fotografía me está dando esa oportunidad de poder contar cómo ha sido mi vida, ha despertado en mí un gran interés de vivir y una alegría muy fuerte”.

Hoy Amadeo tiene 40 años y lleva 16 con ceguera, adaptarse a esa nueva vida —afirma— fue complejo, sobre todo porque nunca había tenido la oportunidad de convivir con una persona con ceguera o debilidad visual, “eso lo empecé a vivir hasta que me pasó a mí, en carne propia”.

Toda su energía la enfocó en el deporte, atleta especialista en los cinco mil metros, participó en competencias nacionales y mundiales, pero una lesión en el tobillo izquierdo lo ha mantenido lejos de las pistas, pronto espera volver a correr y la foto es una actividad que ya no dejará.

¿Cómo harán las fotografías? Hace cuatro años Richi perdió la vista, “pero mi problema viene desde niña”, declara. A los 12 años le diagnosticaron diabetes, actualmente tiene 30 años de edad y cuatro enfermedades crónicas degenerativas. Estudiaba en la Escuela de Ciegos y Débiles visuales de Querétaro y a causa de las mismas complicaciones de salud regresó a casa, allá en Higuerillas, Cadereyta.

La fotografía la ha vuelto a traer a Querétaro para entrar al curso para personas con baja visión o ceguera de Buró Cultural, ahí ha descubierto cómo las personas ciegas hacen foto.

“Desde que estaba en la Escuela de Ciegos me decían del curso de fotografía, no tiene mucho tiempo que perdí la vista, en septiembre cumplo cuatro años, y una de las cosas que yo pensaba es que me iba frustrar no ver mis fotos, sentía que me iba a doler mucho no ver lo que yo estoy creando, pero dije: sí quiero descubrir por mí misma cómo esas personas realizan fotos y aunque parezca imposible, lo voy a hacer”, platica Ricarda Vega Estrada.

Tocar, escuchar, oler, tomar distancia con su bastón, son técnicas que ha aprendido para ubicar lo que quiere fotografiar, “es otra forma de ver, para mí eso es foto y ha permitido que a mi vida vuelva el interés, porque la gente piensa en un ciego como oscuridad y sonido, y no, la fotografía nos da la oportunidad de que nos interesemos en colores y detalles, porque la foto nace desde el momento en que decides qué fotografiar”, explica Richi y asegura que no dejará de seguir estudiando.

Usar antifaz para estar iguales.

Desde niña le diagnosticaron síndrome de Marfan y le dijeron que iba a perder la vista poco a poco, pero en la secundaria recibió un golpe que aceleró el proceso, ahora Ángeles Rodríguez Barajas sólo ve sombras.

“Desde antes me gustaba hacer foto y ahora que no las puedo apreciar mucho, está bien que te enseñen cómo las puedes tomar y te van enseñando cómo medir espacio para que puedas hacerlo, cómo enfocarte en un solo sonido; también es bonito porque compartes con la familia”, asevera la joven de 26 años de edad.

De su etapa estudiantil en la preparatoria recuerda algunos ejercicios de fotografía, es una actividad que le gusta; para el curso Ángeles utilizaba el antifaz para estar al parejo de sus compañeros y adaptarse, sabe que en un momento su ceguera será total.

“Me gusta mucho, es algo nuevo que quería aprender y sí lo había escuchado pero no me animaba”, ahora está entusiasmada por participar en el próximo curso de Buró Cultural, que tiene ya cinco años y medio trabajando con personas con baja visión y ceguera, y los nuevos cursos son en alianza con la Escuela Activa de Fotografía, plantel Querétaro. Para cerrar el primer trimestre presentaron la exposición Inmóviles de viaje con la obra de los nuevos fotógrafos: Amadeo, Ricarda y Ángeles.

Google News

TEMAS RELACIONADOS