Amaya Saízar, la voz del trío español Trigo Limpio, aseguró que en su momento le robaron: fama, dinero, imagen y voz. “Y lo digo no como reclamo o como si estuviera enojada”, manifestó a El Universal Querétaro.

La historia de esta telenovela musical es la siguiente: Trigo Limpio nació en 1975 con Amaya, Iñaki de Pablo y Carlos Gil, y, en poco tiempo, esta agrupación se convirtió en un referente musical tanto en su país, como en América Latina.

Posteriormente, firmaron con la entonces disquera Fonogram y empezaron a colocar éxitos como “Arena” y “Rómpeme, mátame”, entre otros más. En total editaron 15 discos, entre grabaciones de estudio y recopilaciones de éxitos.

“Pero de eso nunca me enteré, nunca supe el alcance que estaba teniendo el grupo, no veía nada, ni dinero; yo sembré, sembré y sembré, y algún día viviría de la música, pero yo no veía que eso sucedía lo dejé, pensé que habíamos tocado techo”, manifestó la cantante.

“Tanto la compañía discográfica como mis dos compañeros me lo ocultaron, acordaron que nunca le digaís a la niña que estamos siendo un pelotazo en América, porque yo tenía apenas 16 años”, recordó.

Cuando Amaya Saízar decía me voy, “la compañía decía no te vayas tú, si el problema son los chicos (Pablo y Calderón), pues te ponemos otros”, detalló la española.

Más tarde, argumentaron que ella fue privada de la verdad sobre el grupo “para no perder el piso, para que no me afectara (la fama)”.

La cantante recapitula ahora, con más tranquilidad. “Yo he tenido muchos errores en mi vida, personales y profesionales, y uno de ellos fue dejar Trigo Limpio”.

Amaya se independizó, después formó el grupo Bravo, se volvió a separar de éste, hizo coros para otros famosos y, en 1982, lanzó como solista el disco Autorretrato.

Trigo Limpio siguió cantando, pero con una nueva vocalista, Patricia Fernández, quien cantó temas como “Te quiero para mí” usurpando la voz de Amaya. “Patricia salía en televisión, ella ponía la cara, pero la voz era la mía, nunca se notó el cambio de chica, porque siempre era mi voz”, dijo Amaya.

Incluso, aseguró, muchos discos de Trigo Limpio incluyen la voz de Amaya, pero con la imagen de otra vocalista. “Me parece un juego que no es muy limpio”, manifestó.

Amaya no reclamó derechos porque, nuevamente, nunca se enteró: “No había Internet, y me entré muchos años después, ya había prescrito, y no pude ni patalear”.

El nombre del grupo lo inventó su padre, Don José María, “quiere decir honestidad, lo contrario de lo que sucedió en el grupo”, relató.

Por ser la cantante, quien le imprimió estilo e imagen a la famosa agrupación musical, y por tener en sus manos los derechos del nombre, Amaya aseguró “Trigo Limpio soy yo, soy la esencia del grupo”.

Ahora, la cantante, originaria de San Sebastián, quiere relanzar el grupo con nuevos integrantes, pero con base en México, donde vive actualmente. “Recupero mi nombre, mi voz, mi imagen y estoy feliz”, reveló. Amaya interpreta temas con los mexicanos Omar Scorza Cantú y Daniel Torres.

Desde marzo pasado, Amaya y los nuevos músicos ofrecen una serie de conciertos, que continúan en distintas ciudades del país, que son un homenaje al compositor español Juan Carlos Calderón.

Amaya Saízar ya pinta algunas canas, pero no se le notan debido a su cabellera blanca que siempre la hizo pasar como una sueca.

Actualmente, vive en Querétaro, y pronto se mudará a la Ciudad de México. La cantante española tiene un hijo que vive en España, por ello piensa que Trigo Limpio debe seguir, pues “ alguien tiene que pagar el colegio”, dijo de broma.

Amaya fue un éxito en su momento porque no se parecía a nadie. Era una niña de 16 años que cantaba esas baladas con una voz suave y melodiosa, un estilo que pocos tenían en ese entonces.

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