Soraya Soto es licenciada en comercio internacional y durante muchos años se dedicó a ejercer su carrera en grandes corporaciones, lo mismo que a su hogar; hasta que un día decidió iniciar su propia empresa. Dice que la idea la fue fraguando por casi trece años, hasta que hace seis se convirtió en una realidad.
Ahora, gracias a sus conocimientos de negocios, su empeño, pero, sobre todo, gracias a su amor por el chocolate, tiene su tienda de trufas, La Trufería, aquí en Querétaro. Cuando caminas por la Avenida del Jacal, si volteas al cielo, vas a encontrar en un segundo piso este comercio, al que si te atreves entrar, seguramente vas a querer regresar por su atrapante aroma y amabilidad en el trato de su propietaria.
El chocolate para Soraya es mucho más que un producto con el que comercializa, es su forma de comunicarse con los demás, su mundo tiene olor y sabor a chocolate. Para ella es la relación con nuestros ancestros; la mirada a su infancia; su inspiración para escribir cuentos que tienen como personaje principal un colibrí; el pretexto perfecto para la creación. Además, afirma que el producto derivado del cacao despierta los sentidos.
Asegura que nuestros antepasados nos heredaron este delicisoso alimento para recordarnos que estamos hechos de amor, que la verdadera esencia del mexicano es ser gente luchona.
Soraya se autodenomina artesana con respeto al oficio y al fruto, al cacao. En su empresa, “por el momento sólo somos tres artesanas aquí en la trufería, pero estamos en etapa de crecimiento.”
Relata que los elementos más importantes para obtener un producto de calidad son el tiempo, la temperatura y la humedad adecuados, a lo anterior hay que agregar el buen humor de quien lo prepara.
En cuanto al proceso para elaborar estos deliciosos bocados, a grandes rasgos, nos dice que: primero se elabora la pasta, la cual es la mezcla del cacao con los otros ingredientes como frutos o licores. A ésta se le dan diferentes temperaturas y un tiempo de secado.
Posteriormente, ya con la textura adecuada, se hacen “bolitas”, las cuales se reposan para que se logre la total fusión de los ingredientes, se temperan sobre láminas de mármol —ahí es cuando se les pone la cubierta de chocolate— y se vuelven a secar. Toda la materia prima es mexicana.
Placer de los sentidos
Los sabores que maneja son principalmente de chocolate semi amargo con pasas, nuez, avellana, de leche o de chocolate blanco con arándano. Sin embargo, esta empresa siempre está innovando, por lo que en ocasiones ha hecho trufas especiales como las de chipotle, de especias o de quesos maduros. De esta manera es que todas sus recetas son originales y cuenta con una técnica propia para deleitar el paladar de sus clientes.
Con el fin de dar a conocer estas delicias, lleva a cabo degustaciones principalmente en eventos privados. Por ejemplo, esta semana realizará una cata en el Tec de Monterrey y para marzo proyecta otra que vaya unida a la presentación de joyería y bebidas prehispánicas.
Otra de las formas en que se acerca a la gente es a través de catas y meditación con muy buena respuesta de quienes participan, sobre todo los niños, pues a partir del chocolate se puede trabajar con emociones.
Por último, le preguntamos a Soraya, ¿qué es lo que hace que tus trufas sean diferentes? A lo que respondió: Yo creo lo distinto es que son productos de calidad, frescos; sin conservadores. Pero más que nada, nuestro sazón.