LOS ÁNGELES.— “Necesitaba a un actor, no necesitaba a una estrella hollywoodense para darle alma a esta situación dramática y entonces vino Joel, leyó el guión, hizo la escena del despertar y ¡bum!, ahí estaba”, narró José Paldiha, director de la nueva versión RoboCop.

La escena, que se convirtió en la más difícil de toda la cinta, fue el momento en el que Alex Murphy abre los ojos y se da cuenta que su cuerpo está cubierto por una armadura plateada que no le permite moverse. Entre la desesperación y el desconcierto el policía le exige al doctor Robert Norton (Gary Oldman) que lo deje ir y es ahí donde Joel Kinnaman hace todo.

“De pronto está este hombre que se despierta para descubrir lo que ha perdido... perdió la habilidad de hacerle el amor a su esposa y de abrazar a su hijo, y además está en China”, contó Paldiha.

“Le pedí a Gary Oldman que me codirigiera, que estuviera ahí, con sus ojos claros, para poder crear ese momento”, reconoció el actor sueco.

Kinnaman también tuvo que enfrentarse a usar el traje que fue especialmente diseñado para la ocasión y que estuvo inspirado en otros como los de Iron Man. “Era un espectáculo verme en los descansos, yo estaba sentado, conectado a una enfriadora, con mi cigarro electrónico sin poder moverme”, recordó el actor.

Además de contar la historia del buen policía víctima del sistema corrupto, la cinta, que costó 130 millones de dólares, busca entrarle al dilema de la lucha contra la violencia. “Tienes la posiblidad de remplazar a un policía por un robot porque el hombre aún puede decir que no a hacer algo horrible”, concluyó el cineasta.

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