“No corro para ganar, no mido mis tiempos, simplemente lo hago porque me siento bien”, dijo Eleazar Malagón, quien acompañado de su esposa Rubí Juárez, participó en la categoría de 10 km en la Carrera Nocturna Powerade 2018, evento que logró reunir a 5 mil participantes inscritos y 3 mil 500 fuera de lista, que juntos llenaron de buena vibra la ciudad de Querétaro.

El Instituto del Deporte y la Recreación municipal, avalados por la Asociación Queretana de Atletismo convocó a este evento. En esta edición, la carrera se volvió incluyente, con la participaron de débiles visuales, personas con discapacidad, además de instituciones educativas, ligas, asociaciones, clubes, atletas profesionales y público en general.

Poco antes de las 17:00 horas las vialidades de Corregidora, Bernardo Quintana, Universidad, Zaragoza y una que otra pequeña calle del centro fueron cerradas para dar inicio al montaje de las líneas de meta.

Horas más tarde, los ansiosos participantes comenzaron a llegar con sus atuendos deportistas. Algunos aprovechaban el momento para calentar e hidratarse. En punto de las 20:50 horas se escuchó el escopetazo de salida para el primer contingente, personas con discapacidad; seguido de ellos el bloque de 10 km partió y tan sólo cinco minutos después los participantes de 6 km salieron entusiasmados.

A lo largo de la ruta se podían ver a cientos de queretanos con carteles de aliento, globos, matracas y cubetas que utilizaban como tambores, para impulsar a los runners en su trayecto.

“Es la primera vez que vengo y puedo decir que la carrera estuvo muy padre, corres por las calles del centro disfrutando. El ambiente en general es muy divertido”, comentó Aarón Rendón, quien participó en la categoría de 6 km acompañado de su amiga Cecilia García.

Durante el recorrido se observaron de actos de humanismo, pues quienes participaron en silla de ruedas se atoraban con los adoquines viejos de las calles, pero el buen corazón de los queretanos se vio reflejado cuando tres o cuatro corredores frenaban su camino para cargarlos y adelantarlos en tramos difíciles.

La Carrera Nocturna Powerade 2018 reunió a un sinnúmero de almas que más que llevarse a casa un trofeo, acudieron para celebrar la vida y el deporte, como fue el caso de Eleazar Malagón y su esposa Rubí Juárez.

También participó la familia Olvera López, integrada por Denisse, Manuel, y Alonso de nueve años de edad, un pequeño que puso el ejemplo a muchos adultos, al realizar junto con sus padres los 6 km.

“Corro martes y jueves, además hago entrenamientos en mi escuela o salgo en bici. Pero lo que más me gusta de correr es pasar la meta juntos en familia”, concluyó Alonso con una sonrisa en rostro.

Para cerrar con broche de oro, el cielo se vio iluminado con fuegos artificiales que celebraban la llegada del último corredor.

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