En el Centro Histórico de la capital queretana se encuentra un lugar que invita a olvidarse de los problemas y disfrutar de un momento agradable con un refrescante vaso de agua… pero curada con un buen mezcal.
Decorado al estilo mexicano con toques y detalles contemporáneos, La Pequeña Guelatao es una cantina realmente joven que busca fusionar el ambiente de estos sitios tradicionales, con bebidas y platillos que rescatan el principio del buen comer y beber.
“Manejamos varias bebidas que solo se sirven aquí, entre Carlos Vallín —que es un reconocido mixólogo—, además de Julio César González y yo, creamos un menú de cócteles únicos, sencillos pero muy sabrosos”, contó Cristian Cortes, socio del lugar.
Una de las bebidas especiales de la casa es el “Cocholatito”, que es preparada a base de barras de chocolate abuelita, cacao, nuez moscada, clavo, sal y mezcal. Otra buena opción es el agua de horchata curada con mezcal y coco, o bien, el agua de sandía con limón, yerbabuena y mezcal.
Pero si lo que se busca es algo refrescante, el “Mojito Guelatao” es un infaltable, ya que gracias a su base de piña y yerbabuena, con el dulce sabor del licor de melón, ron blanco y un toque de limón crea una combinación única al paladar.
Y si luego de tanto brindar, el hambre comienza a dar lata, la chef Ixtzel Hernández Tovar es la ideal para imprimirle un toque gourmet a los platillos del mar, entre los que se pueden pedir caldo de camarón, de mariscos, tostadas de atún, ceviches y hasta pescados.
Los más solicitados por los clientes son los tacos y los cocteles de camarón, así como la jaiba enchipotlada y el pescado capeado, que están a pedir de boca.
El concepto de este bar, ubicado en 5 de mayo #202 en el barrio de La Cruz, comenzó hace un par de años en San Juan del Río, en un espacio dentro de la Cantina Juárez, donde nació como una pequeña mezcalería.
“Juárez nace en Guelatao y para relacionarlo con el bar le llamamos La Pequeña Guelatao, no se dio como tal y ahora abrimos aquí, pero aprovechamos el diseño y el nombre que ya teníamos, y decidimos ampliarlo a un lugar donde encuentras cualquier trago y buenos mariscos”, indicó Cristian Cortes.
El pequeño bar cuenta además con una zona cerrada en donde se puede platicar y ver los partidos de futbol, además de una terraza decorada con sillas de colores tipo Acapulco que trasportan a los visitantes a un lugar mágico, en donde el tiempo se detiene y se olvidan todos los problemas.