Orgulloso de ser triqui, Joel viste la ropa tradicional de su pueblo, el pantaloncillo de manta atado con la faja que hizo su madre en el telar de cintura; la camisa verde con la que se casó su tío, prenda importante para la familia, y cruzado al hombro un gabán, cobija en tiempos de frío y sombrilla para el intenso sol; también son importantes los guaraches, los que utilizó para esta entrevista son un regalo de su padre y están llenos de pintura, son sus eternos acompañantes en las jornadas de trabajo, con ellos viajó a Europa el año pasado y con estos volverá nuevamente al extranjero en el verano.

Es originario de Juxtlahuaca, Oaxaca, y desde hace 20 años llegó a Querétaro. Es reconocido por su trabajo como pintor, artesano, traductor, promotor de las tradiciones de su cultura, defensor de la historia y el presente de su pueblo; y a sus 29 años de edad se ha convertido en ejemplo para otros jóvenes indígenas interesados en el arte.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, platicó del poder que ejerce en su obra la belleza de la mujer indígena, en la cual se basa su más reciente exposición C a x u j / C é n i t, y de ese viaje a “las europas”, como dice entre risas, una travesía que será pagada con sus propios recursos y para ello, está realizando venta de su obra y ropa tradicional triqui, hecha con las enseñanzas ancestrales de su familia.

En la gran mayoría de tu obra hay una exaltación a la figura femenina, y eso no es casual.

—Nada es casual. Esta obra en especial se llama C a x u j, esa es una forma de saludar, por ejemplo: Buenas tardes, pero tiene un significado más allá, la gente dice Caxuj porque es cuando el sol está en su pleno resplandor, es decir el cénit, y mucha gente me decía ¿por qué cénit?, porque es una referencia de lo masculino, para hablar de la mujer dicen luna, pero en mi pueblo la referencia no es de un sólo sexo, el sol representa a ambos, la unión del sexo femenino y masculino. En el huipil también se ve el sol, en el cuello de la prenda, por eso le puse Cénit, es referencia al sol que se derrama en la tierra.

¿Y cómo han influenciado las mujeres en tu vida y obra?

—Joel Merino es  el trabajo de muchos, y las mujeres han estado muy presentes en mi vida, son un ejemplo, es lo que más ubica la gente de los pueblos, porque  son las que han conservado y trasmiten las tradiciones, yo recuerdo mucho a mi mamá que cuando iba por mi boleta de calificaciones, llegaba con su huipil y a pesar de que fue duro, porque  la gente le decía india, y cuando eres niño de alguna u otra manera eso duele, pero mi mamá nunca se inmutó, al contrario alzaba más la cara y llegaba a firmar mi boleta y salía contenta, porque se sentía y se siente orgullosa de tener esa herencia de sus abuelos y tatarabuelos, así nace mucha de mi obra, por el orgullo, y muy especialmente la de Cénit, de ver brillar a mi mamá en ese momento, porque no le tenía miedo a que la gente le dijera de cosas.

El año pasado fue la primera vez que saliste al extranjero, ¿qué experiencias tan buenas te dejó, que quieres regresar?

—Fue muy triste en algunas cosas y en otras muy buenas, como todo. Fue triste llegar y ver que mucha gente de Europa desconoce a los pueblos indígenas de México y Latinoamérica, que estamos borrados totalmente del mapa, y ver que se usa mucho el verbo “mexicanear”  para decir: ya te robaron o ya te hicieron tranza. Y fue bueno, porque yo en lo personal hablo con lo que pinto, mi forma de expresar algo es a través de pintar y cuando empecé a hacer el primer mural en París fue con el orgullo de mostrar algo diferente, algo que para la gente no era tan común, la visita a Suecia y Bélgica fueron muy importantes, en Suecia fue mi primer mural fuera del país, y ahí pinté a mi bisabuela; que me permitieran tener la libertad de pintar a mi gente fue magnífico, yo nunca había pintado fuera del país y fue satisfactorio.

París no estaba programado en tu viaje de 2017 y fue un éxito

—Se dio el momento y ahí pinté cuatro murales. París es el ícono de la moda y pintar gente morena ahí y con un huipil fue extraño para los demás, pero a la vez bonito porque me permitió tener un acercamiento que nunca en mi vida me había imaginado, como con gente árabe y de otras partes del mundo, que les gustó mi trabajo, siento que la gente se podía identificar con su pueblo por tener esa cercanía por el color de piel. Yo pinto lo que soy y como triqui soy un orgulloso de mi pueblo, por eso me gusta pintar a mujeres orgullosas de su pueblo, eso me inspira.

¿Por qué te sorprende que hay más invitaciones para ir al extranjero que para exponer en tu propio país?

—Mucha gente dice que es normal, pero más bien yo creo que es por todo lo que está envuelto en el país, en México el que tiene influencias es el que puede exponer en lugares de categoría, el que tiene ciertos conocidos, por eso digo que es lamentable que en el extranjero identifiquen a México como un país corrupto, yo lo viví y hasta en los mismos artistas mexicanos se empiezan a poner el pie, a mí me pasó mucho en México, que la gente no confiaba en mi trabajo, claro que también sé que hay gente bondadosa. En lo personal estoy muy agradecido con los amigos del Board Dripper, ellos confiaron en mi trabajo.

Pero tampoco en el extranjero las puertas se abren tan fácil

—Lo sé, allá hay mucha gente pintando, pero allá cuenta más el trabajo y no las influencias.

¿Cuál es la apuesta con tu trabajo?

—Mi apuesta es para las siguientes generaciones, en mi pueblo no había triquis que pintaran, era extraño para ellos, era una locura incluso para mis padres, cuando les dije que quería dedicarme a la pintura. Entonces lo que quiero es abrirle camino a las nuevas generaciones, es muy bonito, porque hay gente del pueblo que te empieza a preguntar: oye, ¿y tú cómo le hiciste?

Te estas convirtiendo en un ejemplo a seguir, ¿así te ves?

—No estaba persiguiendo eso, pero lo que me motiva es buscar cosas nuevas a las que estamos acostumbrados, a muchos chicos de la comunidad les motiva algo diferente, que no está en lo habitual, no sólo terminar una carrera y dedicarte de lleno a esta, sino hay también otros objetivos, como conservar la lengua, a mí de este lado me ha tocado hacerla de todo; traductor, promotor, artesano, fotógrafo, porque no te queda de otra, si no lo haces tú, ¿quién más puede hacerlo?

Ahora como un artista reconocido, que expone murales en el extranjero, ¿cuál sería tu mensaje para los jóvenes indígenas que como tú, tienen ese interés en el arte?

—Suena como cliché, pero lo primordial es luchar por tus sueños, yo creo que es muy importante eso, desde niño dibujo y pinto, pero aprendí de mi papá que el talento no lo es todo, sino que hay que trabajarlo, puede que seas el más grande pintor, pero si no trabajas, nadie va a ver qué estás haciendo, en el pueblo siempre se habla de  sembrar y sí, hay que sembrar primero para después disfrutar de la cosecha.

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