Guanajuato, Gto. — Un fragmento de la memoria infantil de Cecilia, duele. A finales de los años 70 cuando tuvo que huir junto con su madre a una playa inhóspita de un pueblo humilde en Argentina. La dictadura arrasó con todo, con la familia, con la cotidianidad, con la paz, con la infancia. Los desaparecidos se multiplican. Su mamá le ha dicho que la única manera de sobrevivir es mentir.

El relato es terrible. Cecilia aparece frente al público para contar su historia, para nombrarla porque no hay perdón ni olvido. Su historia es una parte de la vida de Paula Markovitch, la escritora que se resiste a ser llamada guionista porque, dice, la literatura sólo es eso, literatura, que a veces está al servicio de la cine y ahora de la ópera.

La creciente nació como un relato que se convirtió en película, titulada El premio, que obtuvo desde su estreno en 2011 numerosos premios. Ahora, La creciente es una ópera con música de Georgina Derbez. Ambas creadoras debutan en el género impulsado en el Festival Internacional Cervantino como parte de l programa Ópera Mexicana del Siglo XX (OM21).

En la ópera Cecilia en su edad adulta (Irasema Terrazas) funge como narradora de su propia historia. Y Cecilia, la niña (Karla Castro), es la protagonista.

El montaje es una producción limpia, acabada, trabajada, redonda. La música de Derbez mantiene la tensión durante las casi dos horas de duración. El clarinete, el acordeón, colocan a la ópera en esa playa en donde el mar es amarillo, el viento es hostil, frío, estremecedor; percusiones y piano son protagonistas y acompañan los momentos más conmovedores.

La dirección de escena de Yuriria Fanjul sitúa al coro Shola Cantorum de México A.C. en momentos estratégicos, y las escenas fluyen. Los solistas lucen sus voces y capacidad histriónica. La soprano Carolina Wong, la mezzosoprano Gabriela Flores y el barítono Juan Carlos Heredia dominan la escena. Los músicos, de la mano de Ludwig Carrasco, se enfrentaron a una partitura compleja, abrumadora, por momentos plana y repetitiva, pero es su interpretación la que logra darle vida, hacerla también protagonista de la narración. La producción revela que el talento no lo es todo, también se precisa de la unión de voluntades y financiamiento de proyectos a largo plazo. La ópera no es privilegio de los experimentados es terreno fértil para los debutantes.

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