Amaba la naturaleza y ver el cielo, así recuerda la antropóloga Sonia Butze a su tío Germán Butze, creador Los Supersabios, historieta que influyó a muchos niños y jóvenes de su época para dedicarse al estudio de las ciencias.

La vida y obra de Germán se puede apreciar en la exposición Los Supersabios: Imaginación sin límites que estará hasta el 18 de junio en el Museo de la Ciudad, con textos e historiografía de Luis Gantús, uno de los organizadores de la Conque.

El apellido Butze es extranjero, “mi abuelo y su hermana llegaron de Alemania; mi abuelo tomaba fotografías, había una cercanía con Madero y acabó registrando unas imágenes de la Decena Trágica”, platica Sonia, quien radica en Querétaro.

El autor de Los Supersabios tuvo 12 hermanos, pero sólo convivió con dos. “Mi abuela tuvo 13 hijos, pero en las epidemias se murieron 10, en momentos distintos, y sobrevivieron mi papá, Eduardo, y mis tíos Germán y Waldemar”.

Germán quedó huérfano de padre a la edad de 13 años, su hermano Eduardo se hizo cargo de la familia, y para ayudar, Germán dejó de estudiar y encontró trabajo en en el departamento de dibujo de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana.

“Traemos una cosa muy artística en la familia, desde los abuelos que fueron pintores, en la casa de mi tía Matilde había muchas pinturas. Y mi tío Germán era todo un artista, porque le gustaba tocar el piano, componía, era muy bohemio pero sin alcohol, para mí fue como otro padre, mi padre y mi tío se quisieron mucho y mi tío Germán respetaba mucho a mi papá, porque era el hermano mayor. Mi papá era químico y matemático, no le gustaba dibujar, pero sí tenía habilidad para dibujar, yo tengo unos dibujos de mi papá, ya traían  esa gusto por la pincelada en la familia”, recuerda.

Para Sonia era normal ver a su tío dibujar, se encerraba en su estudio por horas para crear las aventuras de sus inquietos personajes.

“Dibujaba mucho pero también se daba tiempo para otras cosas, hacía sus muebles de madera, le gustaba el deporte, nadar, jugar tenis. A veces me levantaba muy temprano para que fuera yo con él a Tacubaya,  allá estaba el Centro de Astronomía, para ir a ver el cielo cuando iba a ver lluvia de estrellas, que sí iba a ver un eclipse, todo eso no lo vivieron mis primos, a mí me tocó. A mí también me enseñó a amar la naturaleza porque nos íbamos al campo muy seguido”.

Esos paseos son un recuerdo invaluable para Sonia, como también lo son todas las creaciones que su tío hizo especialmente para ella.

“Me ayudaba a hacer muchas cosas para mi casa, cuando yo me casé, y cuando eran las fiestas de mis niños siempre me decía: ¿En qué quieres que te ayude? Y todo me hacía, pero es curioso nunca me dibujo algo como tal”, dice Sonia, emocionada por recordar a su afamado tío.

La primera aparición de Los Supersabios fue el 27 de enero de 1936,  en el periódico Novedades, sus primeros episodios fueron en blanco y negro, luego fue impresa a color, por su gran aceptación. Tuvieron su propia radionovela y en 1979 se filmó la película animada Los Supersabios.

La exposición Los Supersabios: Imaginación sin límites se presentó en el marco de la Conque y  estará hasta el 18 de junio en el Museo de la Ciudad.

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