Más de 20 mil personas se dieron cita en la Feria de la Nieve y la Barbacoa, que por noveno año consecutivo convirtió a la Plaza Bicentenario en una verdadera fiesta al paladar.
Desde las primeras horas del día, cientos de familias llegaron al lugar, incluso asisitieron el alcalde capitalino, Marcos Aguilar Vega; la secretaria de Desarrollo Social y Humano, Beatriz Marmolejo y la delegada de Cayetano Rubio, Ana María Hernández, quienes fueron testigos de la oferta de más de 50 expositores que pusieron en la mesa delicias como barbacoa, montalayo, consomé y nieve, además de bebidas refrescantes, y la infaltable cerveza artesanal de la casa.
“El montalayo es el menudito del carnero, este se lava correctamente, se deja enfriar, se pica y se marina con un adobo a base de chile guajillo, que le da el sabor a la carne. La barbacoa requiere un procedimiento más complicado, hay que precalentar el horno y con esa misma lumbre asar las pencas que se colocan en las paredes de este, cuando la lumbre está al rojo vivo se agrega la carne bien tapada como tamalito, se le pone una lona y una manta arriba, se cubre con arena o tierra y se deja por alrededor de siete horas para que esté bien cocida”, comentó César López Gutiérrez, quien pertenece a una de las familias originarias de esta demarcación que se han dedicado a la elaboración de barbacoa por varios años.
“Empecé en esto por la familia, mis papás se dedican al ganado, a la carne, y ahora tengo mi negocio en la colonia Universo 2000, se llama ‘El corral de los borregos’ y en este festival vengo representando a mi padre José López, quien ya falleció, pero nos dejó la tradición de la barbacoa. Aquí todos nos conocemos, están otros dos hermanos más, el de al lado es familia y el que sigue igual”, dijo orgulloso.
Otro de los productos más emblemáticos de esta delegación son los helados, una tradición que comenzó a mediados del siglo XIX con los foráneos que llegaban de Tlaxcala, Veracruz y Puebla a trabajar a la fábrica textilera del lugar.
Aunque el sabor más tradicional es el de mantecado, preparado a base de leche o nata y yemas, decorado con pasas y nuez, con el tiempo se han integrado creaciones poco comunes como el de guamiche, garambullo y tuna.
“Tenemos alrededor de 41 años preparando nieve, comenzamos como comité de las fiestas para obtener fondos para la parroquia y de ahí en adelante le seguimos, empezamos mi esposa Noemí Pérez y yo con el señor Ángel Gómez, quien fue el que nos enseñó la técnica. A esta exposición trajimos 15 sabores, pero en nuestro local manejamos hasta 30 opciones”, comentó José Luis Luna, quien ha sido uno de los precursores de la auténtica nieve de Hércules.
El evento fue amenizado por diversas bandas locales y logró reunir a familias enteras que degustaron las delicias de la región, cautivando a queretanos y turistas, tal como el señor Sergio Gutiérrez, quien cada año viaja de Irapuato exclusivamente para disfrutar de este festival.
“Está muy rica, ya tengo mis locales predilectos y venimos a comer muy buena barbacoa. La nieve también me gusta mucho, cada año vengo por la de mantecado y mamey”, detalló.
Pero también los pobladores de Hércules aprovechan este día para saciar su antojo con los mejores productos de la región.
“Cada año venimos aquí a comer muy rico; la barbacoa, las nieves, la cerveza artesanal, es un espacio para disfrutar un domingo familiar y quien no lo conozca que venga”, invitó José Jaime Estrada.
Entre los visitantes al festival también se encontraba un grupo de amigos, amantes de las motocicletas, que emprendieron la rodada para desayunar en el lugar.
“Es la primera vez que venimos, probamos la barbacoa y la nieve, está un poco más caro que en otros lugares, pero vale la pena”, comentó Mayus.
Con un toque artesanal.
A esta gran fiesta también se unió el Mercadito Artesanal la Textilera, un proyecto que engloba a más de 25 artesanos, todos oriundos de la zona, que ofrecieron productos gastronómicos como mole y miel, además de jabones, cosméticos y artesanías de madera, serigrafía y cartonería.
“La cartonería tradicional se trabaja con engrudo sobre un molde, todo es pintado a mano y con mucha creatividad, en un pieza como un esqueleto de tamaño mediano, me tardo como cinco días en elaborarlo”, comentó Adán Acosta, quien lleva más de cinco años dedicándose a este oficio.
bft