Una casa que funge como un refugio, pero que al mismo tiempo es una prisión, es el escenario de “Las Tinieblas”. Se trata de la segunda entrega de la trilogía de luz creada por el cineasta Daniel Castro Zimbrón, misma que le sucede al filme “Tau”, que fue lanzado en 2012.
En una cabaña en medio de la penumbra, escenarios oscuros y entre niebla, Argel le pregunta a su padre qué es lo que pasa, a lo que éste le responde que se trata de la oscuridad.
En un thriller en donde el encierro es una constante, suceden acontecimientos sin explicación que mostrarán la verdadera fuerza de los personajes.
Castro Zimbrón, creador y director de la cinta, platicó en exclusiva con EL UNIVERSAL Querétaro sobre los detalles de esta producción, su origen, así como los retos que enfrentó para su realización.
D: Es más en el sentido metafórico, no narrativo. Es una trilogía en donde hay muchas pistas en las propias películas que se conectan, aunque son historias completamente distintas; por ejemplo “Tau”, que fue la primera, retrata a un hombre que viaja al desierto y confronta el dolor por la pérdida de su pareja, y hay muchos elementos que se conectan con “Las Tinieblas”, Brontis por ejemplo, protagoniza ambas, y aunque los personajes son distintos, hay muchas pistas por identificar y seguir.
D: Estoy escribiendo, y en realidad no puedo hablar de qué va a pasar, porque ahorita todo puede cambiar de un día a otro muy fácilmente, mi método es muy versátil. Estoy en proceso de escritura del guion en el que ya hay muchas conexiones con “Tau” y “Las Tinieblas”, pero todavía no estoy listo para expresar exactamente de que tratará.
D: En la humanidad todo está sustentado a partir de la familia, sobre todo en la cultura latina y mexicana, creo que es fundamental en la construcción de todas nuestras relaciones con el mundo. Yo hablo de la familia y hablo de mí, de cómo viví mi infancia, hablo de mis papás, de mis hermanos, tanto así que los personajes como el hermano mayor en Las Tinieblas se llama Marcos como mi hermano y Luciana es por mi sobrina. Incluyo cosas que se conectan conmigo y no es necesariamente que los personajes tengan que ver.
D: A partir de distintas obras que me inspiraron, “La carretera“, de Cormac McCarthy, que digamos que trata un tema similar, es una relación de un padre y un hijo en un mundo post apocalíptico, me conmovió y me impactó; fue como la llama que empezó a hacer algo en mí. Por otro lado, la película “El castillo de la pureza” me dejó algo, hay una cosa en el encierro que me llamó, y también “El laberinto del fauno” entró en esta inspiración por todo este mundo fantástico.
D: Fueron seis años desde que empecé a escribir el guion hasta que lo filmamos, sí fue un proceso largo, incluso este proyecto estaba pensado para ser la primera película de la trilogía, pero como sabíamos que necesitábamos muchos más recursos, preferimos hacer algo más sencillo y nos metimos en el proyecto de “Tau”.
D: Yo creo que fue la confrontación conmigo mismo, como poder manejarme, despegarme un poco del mundo de las expectativas. Los artistas y cineastas estamos muy expuestos a este punto en el que uno busca reconocimientos, que lo premien y aplaudan. Fue poder lidiar con esto y hacer lo que uno quiere, a pesar de que los demás digan que es difícil.
D: No tengo tal cual un personaje favorito, aunque Argel es con el que me conecto de una manera más profunda en un sentido emocional; todos son una pequeña parte de mí.
D: En realidad creo que es el que recibe el espectador, no me gusta dar las respuestas en las películas, incluso van a ver que no hay algo claro de qué es lo que sucedió. El público tiene que terminar el cuadro y hacer su propia interpretación.
D: Fue hace mucho, decidí estudiar esto cuando tenía unos 14 años y fue con mis amigos, estábamos haciendo unas películas, entre comillas, porque eran más bien videos caseros. En ese tiempo eran cámaras de video de VHS y experimentábamos cosas; me encantó y me clavé, después de la preparatoria entré directamente a estudiar cine y nunca dude que quería hacer esto.