Miles fueron los que asistieron a la Feria Internacional Ganadera de Querétaro 2013 y se unieron con El Gran Silencio, manos arriba, para lanzar la buena vibra chúntara al país.
Campa, el acordeón del grupo, pidió por su gente de Querétaro, pero también por los de Monterrey, “porque estamos pasando por un momento muy cabrón”, gritó.
Cano, voz y guitarra en la banda, dio gracias a los presentes por seguir a bandas que se mueven en el “underground” como ellos, que no utilizan la televisión para dar a conocer sus “tocadas” y que ni disquera tienen.
¿Qué cuál es esa vibra chúntara? La del pueblo para el pueblo, la del cholito callejero, del cumbacha de barrio pobre, la de aquel o aquella que se emociona, lágrima en cachete, con una versión chúntara de “Déjenme que estoy llorando” del pequeño gigante de la balada brasileira, Nelson Ned, y del que ya pocos se acuerdan.
Son aquellos a los que los regios llaman en sus conciertos “mi gente” y para los que han tocado su música desde hace 21 años.
Fueron unas cinco mil almas las que se dieron cita la fría noche del miércoles en la Feria de Querétaro, para ver y escuchar a lo banda de Monterrey, apenas la mitad de los que convocó, hace unos días, el grupo más mal hablado de México, Molotov.
Pero fueron los suficientes para organizar la procesión chúntara, y bailar el llamado “rigomuffin”, con pasito de guajolote herido: brazos extendidos, rodillas corvas, brinquito y grito de Rigo Tovar.
También se organizó el slam amistoso, donde las “nenas”, son protegidas y los cholitos queretanos festejaron con mazapanazos cordiales y a discreción.
No hay nada más inofensivo que un slam queretano: golpe y abrazo y todos contentos a sus casas.
Los regios aprovecharon para recordar, vía imágenes en el escenario, a la bella del rock nacional, Rita Guerrero (1964-2011).
Rindieron pleitesía, también vía video, a Ramón Rojo de Sonido La Cha, Cha, Changa, quien se presentará por primera vez en el XV Festival Vive Latino, a nombre de todos los sonideros de México.
Pidieron un momento para reflexionar por el mundo y nuestra realidad. Nadie tenía ánimos de reflexionar por nada ni por nadie. Lo que quería la gente era a El Gran Silencio su “pura gozadera”.
Durante casi dos horas los de Pedro Escobedo, tocaron, brincaron y cantaron para esos cholos y mala facha que Jaime López reconoce en su tema “La chilanga banda”, y que Café Tacvba también recuerda en sus conciertos.
El Gran Silencio ¿a poco todavía tocan?, preguntó un despistado de la Feria de Querétaro. Sí, todavía tocan y mejor que nunca.