Con su reciente victoria en la entrega de los Globos de Oro, la película Boyhood demostró que, para que un largometraje sea mundialmente reconocido y alabado, no se necesita de un gran presupuesto, ídolos adolescentes o una historia basada en hechos reales; tal vez, lo único que se necesita es paciencia, alma y corazón, sin importar que eso tarde más de 12 años.
La anécdota es por todos sabida: Richard Linklater decidió hace 15 años comenzar el que considera su proyecto más ambicioso hasta ese momento.
Contar a través de 12 años la historia de una familia común estadounidense y las vicisitudes que pudieran enfrentar, en palabras de él “retratar la vida”.
Para ello convocó a Patricia Arquette, Ethan Hawke y a un niño de seis años de nombre Ellar Coltrane, quien hasta ese momento nunca había actuado.
Hubo varias consignas que Linklater le encargó a su elenco.
La primera de ellas fue mantener el secreto de la filmación de la película; la segunda, tener que dedicarle al proyecto un mes de su vida cada cuatro años.
De esta manera se retrataría cómo esta familia estadounidense iba creciendo, madurando —o no— y enfrentando las dificultades y regalos que la vida les presentaría.
La consigna no era sencilla, trabajar en un filme que no sabían si tendría algún día un final y si llegando a él tendría la distribución que necesita cualquier cinta considerada independiente.
Aunque desde su estreno la cinta ha sido alabada por su ejecución y las actuaciones de sus protagonistas, los medios han hecho particular énfasis en la manera en la que se filmó; un hito para Hollywood.
Sin embargo, tal parece que la importancia de la cinta no debe radicar en la forma en que se filmó sino en el tema que trata: la vida.
Por ello, durante la pasada entrega de los Globos de Oro, y ante los constantes halagos que recibía Boyhood, hubo alguien que dejó en claro la importancia del proyecto; Kevin Spacey.
Durante su discurso como ganador a Mejor Actor de Serie Drama, el ocho veces nominado al Globo dijo que no había que olvidar que lo importante de la cinta es la historia, no la manera en la que se cuenta. “Todos amamos el cine, hoy todos han hablado sobre la proeza que fue filmar Boyhood durante 12 años, pero la película no es buena por eso, la película es buena porque la historia es buena, lo que dice es importante, habla de la vida y todos nos podemos identificar con eso”, dijo Spacey.
Una historia sencilla y fascinante, así es como diversos medios han nombrado a la cinta desde su estreno, pues sigue la vida del pequeño Mason desde los seis años de edad hasta los 18 cuando tiene que ir a la universidad.
Para Linklater, quien ya antes había sorprendido con filmes como Waking life y A scanner darkly, durante su discurso de agradecimiento en los Globos de Oro señaló que era importante que en una era como la actual se valoraran los filmes con esencia y con los que todos pueden conectar.
“Significa mucho que tantas personas respondieron cuando inicié este viaje. En el fondo todos estamos en este mundo imperfecto. Nadie es perfecto. Sólo quiero dedicar esto a mis padres, que dieron tanto amor y apoyo, y para las familias que están de paso por este mundo y que hacen su mejor esfuerzo día a día”, dijo Linklater.
En el filme, el espectador puede ver cómo este pequeño niño se convierte en un hombre y cómo poco a poco sus extremidades se extienden, la nariz y la mandíbula se alargan, y sus cuerdas vocales cambian antes de ser adulto.
El realizador ha señalado que no sólo le interesaba retratar los cambios físicos de los personajes, sino en el camino hacia la maduración de los personajes y cómo cada uno tiene que lidiar con los fantasmas de sus “yo” jóvenes y lo que algún día quisieron ser en la vida y todas aquellas promesas incumplidas.