Nostalgia Prestada es la segunda exposición individual de Marja Godoy. Es una fortuna en tiempos como los que vivimos, de producción en serie hasta en el arte, el encontrar artistas que toman su tiempo para la elaboración de una obra, de una serie, de una exposición individual.
Algunos años han pasado y no en vano desde la primera exposición de Marja, en la cual demostró un natural talento y elocuencia para la expresión con objetos. En Nostalgia Prestada presenta una serie de reflexiones acerca del exilio, migración, guerra, patria y hogar. Su obra es un reflejo de sus experiencias en Chile, Japón y Suecia, es la nostalgia de lo vivido en estas regiones, es lo aprendido en estos lugares.
También es reflejo de su historia familiar. Detrás del proceso de cada obra, ahondar en el pasado es en sí un ejercicio nostálgico, podemos encontrar los caminos recorridos por la artista en muy poco tiempo y que dan fe de la evolución de su obra y persona. Está presente el arte–objeto con obras como Guernica, realizada con una mezcla de carbón, resinas y materiales industriales, sintéticos en su mayoría. Es una obra negra, una oscura reflexión sobre el pasado, pero también sobre el presente. Es una obra actual. La representación de una ciudad posterior a un bombardeo, que se presenta como un mapeo frío, como ver cualquier ciudad en “Google Maps”, es una imagen y una obra abstracta, poderosa.
El arte–objeto está también presente en Quemar las naves, que es al mismo tiempo una experimentación con la cerámica y los esmaltes. Es una obra dinámica y un instante capturado, un horizonte. Con Retratos, pequeña serie de obras muy importante, pues representa la investigación y experimentación realizada por la artista en su búsqueda por conciliar gráfica (utilizando serigrafía, transferencia o grabado) y cerámica, los materiales se transforman y mutan intercambiando sus propiedades, haciendo de los retratados una edición limitada de instantáneas en piedra. Inmortalizados para la posteridad.
El arte–objeto se fusiona con la gráfica en la obra Peces de Monte (Libro–objeto o de autor), que expresado por la artista “es la representación de personas en medio de un viaje, con sus historias y recuerdos”, son peces fuera del agua viajando en varias direcciones, es consciente o inconscientemente la representación de su camino recorrido a este tiempo.
Es también una declaración, una carta que al hablar de migración habla también de fuerza y determinación, del salmón que emprende un viaje y que al madurar regresa contracorriente a su hogar para reproducirse y morir entre los suyos. Ir contracorriente es una cualidad que ha definido el trabajo de Marja Godoy desde que la conozco, y desde que tuve oportunidad de entrar en contacto con su obra.
También emprender viajes, regresar a casa a compartir lo aprendido y presentar obras que percibo cada vez más maduras no sólo técnica, sino también conceptualmente. Lo cual seguramente seguiremos viendo por muchos años más, antes de que regrese a casa o emprenda el viaje por última vez como ese salmón o gran pez que, sin duda, bien podría ser.
Prestada me parece sólo un pretexto, la nostalgia es verdadera en Marja Godoy y su voz esta en cada una de sus obras. Las cuales podrán estar inspiradas en recuerdos o representar una búsqueda en hechos pasados, pero sin duda nos hablan más que nunca del PRESENTE, las situaciones o el contexto que estamos viviendo, los tiempos convulsos y dinámicos, a menudo oscuros pero en los cuales aún podemos ver el horizonte, eso que somos en este momento, un conjunto de sucesos, acumulación de tiempo–espacio, memorias, nostalgia.
*Oswaldo García, curador de Nostalgia Prestada y director de la galería Da Substanz