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A Martin Urieta lo conocerás por sus chiste y por lo que se dice de él y de sus canciones.
“Dicen que soy el Frank Sinatra de la canción ranchera, por lo de sin atractivo”, dijo el compositor en el bar Pegueros, a la entrada de El Pueblito, lugar donde se presenta cada año, desde hace más de dos décadas.
Javier Manriquez, compositor de ‘Yo sé que te acordarás’, contó un chiste que sirve como muestra para darse una idea del lugar que Urieta tiene en el Olimpo de los compositores.
“Les voy a contar de dónde salió esta canción (Yo sé que te acordarás”): estábamos con el maestro, en una de sus tertulias y se le cayó una servilletita con algo escrito: y le dije, ‘maestro, se le cayó esta servilleta’, y me dijo, ‘quédatela, esas pinches canciones yo las escribo y las tiro”, dijo el letrista de La banda El Recodo.
Urieta se moría de la risa y de la pena por semejante piropo.
Urieta dice que él no escribe canciones a la medida, que las escribe y las deja vivir, y que las tome quien las tenga que tomar.
“A un compositor no se le pide una canción, a menos que sea un pedido especial, recuerdo que el cantante de Bronco (Lupe Esparza) una vez me dijo: cuándo me haces una canción, yo le dije, no soy sastre de canciones”, aclaró. “Yo hago mis canciones para mí”, remató.
Contó también que lo de la voz aguardentosa no es por gusto, sino por un mal nervioso llamado disfonía espasmódica que afecta la respiración y las cuerdas vocales, y hace que Urieta cante como canta.
“Viene del sistema nervioso central y tú no lo puedes comprobar, se te corta la respiración y eso hace que tenga el estilo”, explicó.}
Mientras exista el Bar Pegueros y Martin Urieta, la música tradicional mexicana no morirá, dijo el compositor.
“Pienso que es el reducto más importante de la música folclórica de todo Querétaro”, dijo el compositor.
Hace 28 años, para ser exacto, que se presentó en este lugar.
Todo mundo sabe que cuando se presenta Urieta en Querétaro hay que llegar temprano y pagar antes de que empiece a cantar el de la voz fea, porque luego empiezan los tragos de tequila, los recuerdos por la mujer amada, los reproches, la sufridera, la chilladera y luego se les olvida pagar la cuenta.
