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El tiempo retrocede con Ángeles Negros

El tiempo retrocede con Ángeles Negros
14/06/2016 |00:39
Redacción Querétaro
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Al Auditorio Josefa de Querétaro le hizo falta largos telones con chaquira y lentejuela dorada para recibir a los Ángeles Negros, de gira nacional, luego de 16 años de no hacer camino por los escenarios de México y América Latina.

La noche del sábado pasado también faltaron luces de neón y mesitas con ceniceros de vidrio, y vendedoras que ofrecieran cigarros y muéganos, en cajas que les colgaran del cuello, como las que aparecen en las películas mexicanas, viejitas y en blanco y negro.

Faltaron las chicas para bailar a “peso la pieza”, para estar a tono con el grupo, reyes entre reyes del bolero romántico; y faltaron los trajes color pastel, con pecheras con bordados, y los pantalones acampanados, para darle el todo exacto a un concierto, con música de cabaret setentero.

Faltaron, además, los peinados altos de las señoras y las patillas grandes de los señores, los copetes a un lado, de ellas y de ellos; y las melenas al hombro, de ellos y de ellas.

Con los Ángeles Negros el tiempo retrocede y se ubica en los años 70, en las canciones de amor de antes, de las que se escribían bien y se cantaban con voz potente.

Temas como “No te olvidaré”, “Debut y despedida”, “Contigo”, “Porque te quiero”, “Mi niña”, “Y volveré”. Canciones que el presente cronista se aprendió de tanto escucharlas en las fondas y los bares con rockola y donde sirven “caguama o caguama”.

“Hace 16 que no estábamos de gira en Chile, pero sentíamos que nos faltaba algo, y es algo era este México querido”, dijo el vocalista.

“Y nos dimos cuenta de algo muy importante, que nos quieren más aquí que en México”, agregó ese hombre que canta como barítono de barrio.

Gran sorpresa para muchos. Descubrir que los Ángeles Negros no son mexicanos, sino chilenos, de San Carlos, un pueblito de tan pequeño, que casi ni existe. Que llegaron a vivir a México en 1982 y que fue en este país donde más brillaron y que a estas alturas tienen carta que los acredita como chilangos naturales.

Dos cosas sucedieron para que los Ángeles Negros salieran del olvido musical en el que estaban arrinconados: el cover de “Déjenme si estoy llorando”, que hizo El Gran Silencio, agrupación de cumbia-rock originaria Monterrey, y la presentación de la banda en el pasado Festival Vive Latino.

El revival de la banda se lo deben, en parte, a los rockeros y al gusto de los jóvenes hipsters por el recalentado cultural de otras épocas; paradojas de la vida y de la música.

Como sea, los Ángeles Negros sin Germaín de la Fuente, músico y fundador de la agrupación, está nuevamente en el camino; vamos a ver cuánto dura el gusto.