Hoy en punto de las 20:00 horas será el estreno de MasterChef México, que en su nueva edición promete ratos divertidos y entrañables, sin embargo, no faltarán los temidos momentos de tensión en donde los chefs emiten su juicio de manera enérgica.
De 54 aspirantes que resultaron seleccionados del casting, sólo 18 serán los que entren a la cocina para recibir su delantal y demostrar por qué pueden ser uno de los cuatro finalistas.
En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, la conductora Anette Michel aseguró que las grabaciones ya van muy adelantadas, por lo que sólo resta la semifinal y la esperada final, pero dijo que está feliz de redescubrir junto al público la evolución de cada etapa.
¿Cómo será el formato de esta edición? ¿Se repite la dinámica?
—Sí, al tratarse de una franquicia mundial hay estándares que debemos respetar, pero los retos de campo serán en lugares distintos.
¿Cómo será esta edición?
—Esta temporada está increíble, todos son muy simpáticos y divertidos; están muy abiertos a ser ellos mismos y no tienen tantos miedos, porque después de cuatro temporadas ya saben de qué se trata este reality. Nos hemos reído mucho porque los participantes son muy coquetos, atrevidos, dicharacheros y espontáneos. Ha sido maravilloso encontrarnos con este momento en que el proyecto ha madurado de tal forma que todo fluye de manera más orgánica.
Dentro de los 18 seleccionados, ¿hay algún queretano?
—No puedo decir, pero lo que sí puedo adelantar es que en lugar de que los tres chefs elijan a los 18 participantes, cada uno tuvo un grupo de seis, para así equilibrar, ya que quizá lo que le gusta al chef Herrera no es lo mismo que convence a la chef Betty, y eso ayudó a la diversidad de formas, estructuras y maneras de presentar los platos, hay una variedad asombrosa; lo único que tienen en común es que todos son aficionados y les encanta la cocina.
Cada temporada hay personajes entrañables, ¿ya te has sentido identificada con alguno de los participantes?
—Por supuesto que sí, hay dos personajes: una persona joven y otra mayor que me han robado el corazón y espero que no los saquen; uno no puede evitar no sentir empatía, obviamente yo no voto y mis deseos jamás tendrán relevancia alguna en lo que suceda, pero ambos me parecen adorables y considero que merecerían llegar a la final.
¿Cómo controlas tus emociones durante las descalificaciones?
—Yo no puedo opinar, pero cuando salimos y platicamos, podemos expresar situaciones como cuando creíamos que iba a ganar otro equipo, porque no siempre los chefs jueces son los que deciden quién se salva o no, sino que a veces depende de algunos comensales, y en esos momentos surge ese tipo de interacción, pero cuando los chefs deciden, yo no puedo decir nada, ni opinar; me quedo ahí quietecita y se acabó.
En el caso de situaciones de tensión, cuando surgen regaños y hasta platos rotos, ¿cómo vives esos momentos?
—Sí es algo que me afecta porque siento que soy una participante más, me duele y me asusta porque todo eso es real; los chefs no son actores, sino especialistas en la cocina y su labor es juzgar, y me pone triste, pero también pasan otras cosas que me alegran, me arrancan una sonrisa y hasta aplaudo, es como toda en la vida, no vas a estar de acuerdo con todo, pero eso no significa que yo tenga alguna injerencia al respecto. Finalmente ellos son los jueces y tienen toda la autoridad para decir y hacer lo que decidan.
¿En esta nueva temporada también se vivirán momentos de tensión?
—Sí hay momentos así, les anticipo que dentro de la cocina habrá gente que se llegue a sentir mal, y donde incluso corren los paramédicos de acá para allá; sustos que afortunadamente no pasan de eso, también habrá circunstancias muy emotivas de lágrimas y con muchos sentimientos, pero sobre todo, mucha risa, este es el programa en el que más nos hemos divertido, con frases atrevidas y chistes, pasará un poco de todo.
Tras vivir esta experiencia, ¿qué se llevan los participantes?
—Un crecimiento impresionante a nivel personal y emocional; no son los mismos al salir luego del rigor de las grabaciones, ya que tienen que desprenderse de su día a día —cama, casa, familia, tiempos, comidas y toda su cotidianidad—, salen más valientes y siendo personas más determinadas y con la seguridad de lograr lo que se propongan, porque de verdad no es algo fácil.
Si MasterChef fuera una receta, ¿cuál sería el ingrediente que le da sabor al programa?
—El factor humano y el deseo absoluto de superación para creer en este proyecto y en sí mismos, además del deseo de buscar desesperadamente el enfrentar sus miedos, hacer algo diferente y salir de su zona de confort para arriesgarse y entrar en una cocina.
¿Qué sabores serían los que predominan en cada emisión?
—La intriga, los celos, la envidia, la obsesión, la intensidad, el rigor y el respeto.
Y para cerrar con un toque dulce, ¿cuál sería la cereza del pastel?
—Los chefs invitados, quienes llenan de buenas vibras y nos comparten sus conocimientos, eso aporta un toque único porque se trata de gente súper profesional con estrellas Michelin; es impresionante recibir a estas personas que llegan con la mejor disposición porque lo hacen por amor al programa y al proyecto.
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