Apenas en octubre del 2013 Narciso Contreras se encontraba fotografiando el conflicto bélico de Siria, ahora está en Querétaro y este sábado 15 de marzo a las 19:00 horas, en el Teatro de la Ciudad (antes Teatro Alameda), dará cierre al ciclo de conferencias del Photofest 2014 con una ponencia en la que hablará sobre Proteger (información, víctimas, derechos humanos) dentro de la temática “El poder de la fotografía”, propuesta en la tercera edición del Festival Internacional de Fotoperiodismo.

En Galería Libertad, donde se exhiben cuatro años de su trabajo, el ganador del Premio Pulitzer 2013 concede una entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, pero lo detiene el público que visita su exposición, lo felicitan, le piden posar para una foto. Narciso acepta.

¿Te imaginabas esto, que te detengan para saludarte, a pedirte que poses para una fotografía?

No, nunca. Es muy imprevisto, nunca he creído que la fotografía y la fama vayan de la mano, siempre he creído que cuando el fotógrafo se vuelve la historia cambia toda la dinámica de la fotografía misma, porque no es la historia. Cuando los reflectores están sobre ti, todo este trabajo (señala las imágenes que están en exhibición) pierde peso, pierde significado, entonces es muy peligroso.

Tienes una formación como filósofo, ¿cómo se da tu historia con la fotografía?

La fotografía es una extensión de la filosofía, en el sentido de que a través de la primera puedes lograr concretar una forma de actuar en el mundo, una manera de percibirlo.

Entré a estudiar fotografía en el 2004, porque, de hecho, me interesaba estudiar cine documental, yo quería hacer fotografía para cine documental. Entonces, cuando hice el examen para ingresar a la escuela de cine me eliminaron en la etapa de fotografía, porque no sabía tomar una cámara y, en ese momento, decidí aprender fotografía para, posteriormente, poder estudiar foto cinematográfica con la finalidad de hacer documentales, y descubrí la fotografía, descubrí la dinámica tan íntima que ésta tiene, el proceso tan íntimo de creación y me quedé en la foto.

Una imagen captura un instante, una determinada situación, pero ¿qué queda más allá, a ti como persona, de todos esos conflictos que fotografiaste?

Se vuelve una cicatriz muy dolorosa, fotografiar un conflicto es muy duro, duele mucho, sufres mucho, sufres tanto, tal vez del mismo nivel o no con la misma intensidad con que la sufren las víctimas de un conflicto de la guerra, pero es inevitable no situarte en el plano del sufrimiento que la gente está viviendo. Yo creo que es complicado, pero es una responsabilidad muy grande hacerlo.

¿Si es tan doloroso, si estás arriesgando tu propia vida, por qué seguir ahí?

Porque hay un sentido de humanidad detrás de esto. A mí lo que me preocupa de crear estas imágenes no es una noticia de un evento, es crear una base, a través de las imágenes, que permita un entendimiento del mundo del que somos base, que evoque nuestra humanidad, nuestra solidaridad, nuestro compromiso con el otro; comprender al que sufre es situarte en un plano de solidaridad.

Por tu trabajo en Siria ganas el Premio Pulitzer 2013, ¿cómo recibes este galardón?

Con asombro y cierta cautela, porque es muy peligroso estar bajo los reflectores de esta industria o de los premios.

Y en especial, el Pulitzer es un premio que pesa a nivel internacional.

Ése es el tema y eso es lo que me preocupa, ya no solamente es un lugar donde la gente se detiene a mirar tu trabajo. Entonces, si esos (premios) tuvieran repercusiones en términos de mejorar las condiciones o calidad de trabajo como freelance estaría bien, pero si solamente trae la atención por la atención misma creo que es solamente alimentar este mito del fotógrafo del cual no estoy de acuerdo.

¿Qué viene para Narciso Contreras en este año?

Hay muchas más historias, muchas cosas. Fotografiar Siria sigue en un punto bastante complicado, y tengo el plan de volver este año, además de otras cosas que estoy negociando con editores y colegas con los que estoy trabajando.

¿En nuestro país no tienes ningún proyecto?

Tengo algunos proyectos que están en stand by desde que sucedió este escándalo con AP, los iba a trabajar con AP. Entonces, son propósitos que me gustaría mucho fotografiar, me parece que es una historia muy importante en el contexto no sólo de México, es un proyecto que tiene que ver con agroquímicos, de cómo los agroquímicos han afectado comunidades de productores agrícolas durante años, es un tema bastante interesante que me gustaría documentar, este tema de las Autodefensas, que esta más que tocado ya, pero sigue siendo muy relevante, y un par de planes más, como los feminicidios en el Estado de México.

(La polémica a la que se refiere Contreras es sobre una imagen que manipuló y, por la cual, la agencia en la que trabajaba, Associated Press (AP), decidió terminar su relación laboral) Y, precisamente, esa polémica con AP, ¿cómo la viviste y cómo te encuentras ahora?

Creo que fue más un escándalo a nivel de la industria, por supuesto que tuvo su impacto, se buscaba que tuviera un impacto. Pero como lo he dicho, yo no le debo a la AP nada que no haya tenido antes y que no tenga ahora, sigo siendo el mismo sujeto que trabajaba como freelance antes de conocer la agencia y sigue siendo el mismo sujeto después de que corte relación con la AP. Yo espero que las cosas sigan funcionando en el mismo camino en que he trabajado desde que me propuse ser fotoperiodista y que les vaya bien a todos.

El “Photofest” atrae a un público muy joven, interesado en la fotografía, ¿algún consejo?

La fotografía es un quehacer del espíritu, es un quehacer muy humano, es una actividad que viene del corazón a la mirada. Nos han hecho creer que la fotografía depende de la industria y es cierto, hay un nivel que funciona así, pero también se trata de una acción humana, es una acción de conciencia colectiva, es la construcción de nuestra memoria colectiva. Hacer fotografía es una responsabilidad ética de nuestro sentido de humanidad, empezar por ahí es importante, ya después de ahí de lo que venga es más que bienvenido.

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