La soprano rusa-austriaca Anna Netrebko debutó en el Palacio de Bellas Artes en 2005 con Rolando Villazón en Romeo y Julieta de Charles Gounod. La cantante, dice el experto en ópera Luis Gutiérrez, se encontraba “en su punto” y con el tenor mexicano tenía “una química tremenda. Fue un debut estrepitosamente agradable en México y en América Latina”.
Ocho años después, la soprano -quien de acuerdo con muchos es la reina y la gran diva de la ópera de los últimos años- regresa al Palacio de Bellas Artes para ofrecer un recital con el bajo-barítono Erwin Schrott, su esposo, el 6 de julio a las 19 horas.
El concierto, apunta Gutiérrez, será un suceso en México porque ella sigue siendo “una estrella” y porque su presencia en los teatros es un éxito en taquilla.
Por ejemplo, advierte Gutiérrez, si se revisa cómo va la venta de boletos para las funciones del Festival de Salzburgo, uno de los más prestigiosos en su género, son los tres conciertos de Juana de Arco con Netrebko y Plácido Domingo, junto con Don Carlo con Anja Harteros, y Norma con Cecilia Bartoli y la mexicana Rebeca Olvera, los más vendidos.
“Son las únicas funciones totalmente vendidas del festival, eso habla de su vigente relevancia, en los países germánicos ella es realmente muy estimada, donde nunca no la han estimado nunca es en Italia, pero sigue siendo importante en el Covent Garden y es una de las consentidas de Salzburgo, de la Ópera de Viena y del Metropolitan Opera de Nueva York”, explica Gutiérrez.
De acuerdo con el departamento de difusión del INBA, la venta va “de maravilla”, mientras que en la página del sistema de venta de boletos electrónicos quedan pocas localidades.
Aunque el INBA no ha podido precisar el programa del concierto ni cuál será la orquesta que los acompañará, en Colombia se presentarán el 12 de julio con un repertorio que incluye obras de Mozart, Rossini, Donizetti, Dvorak y Gershwin.
Sobre el trabajo del bajo-barítono, Luis Gutiérrez apunta que es uno de los intérpretes más importantes de Mozart. “Cualquiera canta Mozart, pero no cualquiera lo canta bien y él es uno de los cantantes que ha dominado al compositor. Las parejas más comunes en la ópera son de tenor y soprano, pero aunque no los he visto cantar juntos, ellos, como pareja que son en la vida real, deben tener una gran química y una gran conexión”.
El inicio del reinado
Hace 10 año, Netrebko era una soprano conocida, si bien ya había debutado en el Metropolitan Opera como Natasha, en el estreno en el MET de Guerra y paz, de Serguéi Prokófiev, la celebridad y el éxito avasallante llegó con el rol de Donna Anna de Don Giovanni en 2002, con el tenor Thomas Hampson, dirigidos por Nikolaus Harnoncourt, en el famoso Festival de Salzburgo.
“Con esa producción se lanzó en serio a Netrebko. Ya había debutado en el Metropolitan y era famosa en la Ópera de San Francisco, en donde debutó con Ruslán y Liudmila, pero con Donna Anna consiguió fama mundial, después en Salzburgo hizo La Traviata con Rolando Villazón” y la fama llegó a su punto más alto”, explica el especialista.
Sobre ese éxito, la soprano que se nacionalizó austriaca le dijo al El País:
“Me veía por todos sitios. No era capaz de controlar la fama. Llegué a plantearme dejarlo todo. Escapar. La competencia es durísima y siempre debes estar en un nivel para que no crean que estás acabada. Ahora ya he conocido la notoriedad. No me gusta, aunque la creo necesaria para ciertas cosas. Sólo deseo cantar. No quiero ser una estrella”.
La soprano que está por cumplir 42 años en septiembre, conformó con Rolando Villazón la pareja artística más notable de la escena operística, de ellos se decía que eran el dueto “de ensueño”, incluso para Gutiérrez es, hasta ahora, la pareja más importante del siglo XXI.
Sobre esa relación, Netrebko dijo en la entrevista con al diario español: “Ya no (somos compañeros). Hace tiempo que no hacemos cosas juntos...”.
Antes y después
En 2007 se convirtió en el primer personaje de la música clásica en figurar en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo, según la revista Time.
Al año siguiente, la maternidad provocó un giro en la carrera de la soprano. “Hay un antes y un después tras su embarazo. Antes era una soprano lírico muy atractiva en el escenario y eso provocaba que su voz también luciera mucho, el timbre de su voz era muy agradable, además tenía la gracia de nunca desafinar, porque todo el mundo olvida lo difícil que es no desafinar durante tres horas”.
En 2008 nació el hijo que tiene con Erwin Schrott y, para algunos, no sólo cambió su cuerpo, sino su voz, aunque su fama se ha mantenido intacta. “Su voz se engrosó y se hizo más pesada para los papeles que están cantando ahora como la Antonia (Los cuentos de Hoffmann), Anna Bolena , la Elvira de I puritani, Musetta y Mimí (La boheme), Susana (Las bodas de Fígaro). Ella, más que una lírica, era una soprano ligera, pero se ha engrosado su voz. Después del embarazo creo que ganó volumen, pero perdió coloratura, por ejemplo, su Adina (El elíxir de amor) no me fascinó, pero su Anna Bolena fue muy agradable”, apunta.
Así, el concierto de Netrebko será una oportunidad para ver a la soprano que está por cantar en el Teatro Mariinsky y en la histórica Plaza Roja de Moscú con Dmitri Hvorostovsky, cuyo concierto será transmitido en Rusia y Europa.