La Guelaguetza es una de las fiestas más grandes de Oaxaca, donde se reúnen en el centro del estado 16 etnias, para conjugar bailes, costumbres, productos y platillos de cada región. Es el Cerro del Fortín donde se congregan las 16 regiones de Oaxaca, desde hace 83 años, celebración que implica ayuda mutua, fraternidad, solidaridad, apoyo y compromiso.
Mosaico culinario
Oaxaca es célebre por sus fiestas y sobre todo por sus sabores, desde sus siete moles, adobos, gran variedad de tortillas, panes y bebidas que hay en todo el Estado.
En el centro, se puede disfrutar de toda la gama de ingredientes que el mercado Juárez ofrece, desde pan de yema, queso de hebra y de mantequilla, variedades de chocolate, cremas de mezcal, totopos, así como los típicos chapulines, grandes y pequeños, asados en comal y aderezados con chile piquín y limón.
Atractivos de la celebración
Más de 70 eventos culturales, expresiones artísticas y tradiciones que remarcan las raíces de la región, ofrecerá este año la tradicional fiesta
En total se han programado 26 conciertos, 14 presentaciones de danza, una presentación de libro, cinco actividades de artes visuales y cuatro representaciones de teatro.
Los eventos contarán con diversas sedes entre ellas el Zócalo capitalino, el Teatro Macedonio Alcalá y el Museo de los Pintores Oaxaqueños.
Algarabía con historia
Estas fiestas oaxaqueñas tienen su origen en la época colonial y están relacionadas con la llamada fiesta de Corpus del templo del Carmen Alto, edificio que los Carmelitas construyeron en las faldas de un cerro al que los zapotecas habían llamado de la Bella Vista, y se celebraba el lunes siguiente al 16 de julio y se repetía ocho días después en la llamada "octava”.
A estas festividades, pronto se agregó el entusiasmo de los indígenas residentes en los pueblos que circundaban la ciudad, particularmente los de "Guaxaca", que era la capital del Marquesado del Valle concedido a Hernán Cortés por el rey de España y el de Xochimilco, que había sido fundado en 1521, por órdenes del propio Cortés, al norte de la mencionada localidad.
Los indígenas mantenían sus propias tradiciones, según las cuales, celebraban una festividad dedicada a Centéotl, diosa del maíz tierno o elote, a quien hacían grandes honores y ofrendas.
La inevitable interrelación entre los españoles e indígenas y el empeño de los evangelizadores para hacer aceptable la imposición de los ritos católicos, hizo posible el fomento de un culto en el que se incorporaron elementos de la tradición indígena, haciendo más festivos y espectaculares los actos litúrgicos externos, desde el momento en que indios, negros y españoles empezaron a convivir más intensamente.
En el marco de estas festividades se inscriben las actuales Fiestas de los Lunes del Cerro, en las que ahora destaca el espectáculo de música, danza, bailes y cantos llamado Guelaguetza.
El nombre de esta popular celebración proviene de una palabra zapoteca que denota el acto de participar, es un don gratuito que no lleva consigo más obligación que el de la reciprocidad y ayuda mutua en los asistentes al festejo.