Un recorrido artesanal y cultural por los seis municipios de la Sierra Gorda del estado se alojó durante tres días consecutivos en el Centro de las Artes de Querétaro de Santa Rosa de Viterbo, donde aproximadamente 24 stands formaron parte de la edición 2017 de la Expo Sierra Gorda.
Al sumergirse en el recinto, el huapango se apodera de los oídos de los visitantes; algunos bailan, otros solo disfrutan el sonido y los taconazos que hacen los distintos grupo de baile que se presentan en la explanada del lugar.
Acompañados de la música, turistas y locatarios recorren los kioscos, donde se ofertaban huaraches, ropa típica de la región, canastas de ixtle, otros con licores, algunos más con dulces típicos pero uno de los más visitados, sin duda fue de los rebozos, y es que se ofreció el espectáculo de ver a doña Anastasia González, originaria del municipio de San Joaquín, realizar en su telar un rebozo en colores rojo y negro, quien además de compartir sus inicios como artesana con EL UNIVERSAL Querétaro, resaltó que le gustaría que se conservara la tradición de elaborar este tipo de productos.
“Tendría como nueve años cuando empezaba a hilar la tela, pero como aún no podía, pues no pude trabajar y entonces cuando ya pude mi mamá me enseñó a hacer un costal y mi mamá me lo vendió en tres pesos, en aquel tiempo era mucho dinero y de ahí seguí… He hecho cobijas, jorongos, rebozos que me mandaban a hacer porque no tenía el material y me mandaban la lana y los hilos”, platicó.
A un costado de su stand, se encontraba Maura Ledesma, integrante de grupo de seis mujeres que ponen en alto su trabajo. “Los hombres no quisieron entrarle, nosotras somos las más peligrosas, las que damos más batalla”, comentó.
Y es que son más de cinco productos los que fabrican con frutos y plantas que se dan en la comunidad El Deconí, también parte de la cabecera municipal de San Joaquín, como champú, jarabe, mermelada, pomadas, artesanías de madera adornadas con semillas de la región, entre otras.
Del otro lado del pabellón cultural, José María Herrera conquistaba a propios y extraños al ofrecer pruebas de un licor de café: “es como un Baileys, pero natural, sin conservadores ni químicos, hecho por manos artesanas”, dijo a manera de presentación.
Don José aseguró que son alrededor de 45 años de tradición familiar de este producto, “antes no lo vendíamos, lo hacíamos para nosotros, pero ahora ya lo pusimos a la venta del público en lugares como Ezequiel Montes, Jalpan, Bernal y Tequisquiapan. Hacemos 32 licores diferentes y también mermeladas”, añadió.
Durante el recorrido, también se encontró un stand de información turística de los seis municipios con el que destacaban sus atracciones turísticas y gastronómicas:
Pinal de Amoles distinguido por Puerta del Cielo; Landa de Matamoros que aloja dos misiones franciscanas nombradas Patrimonio Cultural; San Joaquín, un municipio arbolado y de vestigios pictóricos; Arroyo Seco, en el que se encuentran una variedad de exquisitos platillos gastronómicos, además del corazón de la Sierra Gorda como Jalpan de Serra y Peñamiller, lugar de las cactáceas.
Hoy es el último día para conocer y disfrutar en el corazón de la capital queretana, una amplia variedad de bondades que ofrece la Sierra Gorda queretana.