De niño, Alfonso Cuarón soñaba con ser astronauta, pero cuando se enteró que debía ser parte de la fuerza aérea gringa, le perdió el gusto.

“Y fue cuando cambié al cine”, reveló el año pasado, meses antes de estrenar Gravedad en cines.

Y todo parece indicar que le fue bien. En su juventud, sus vecinos al sur de la ciudad no le auguraban futuro. Con el cabello largo, se la pasaba horas con su entonces novia en el interior de un auto.

Y en su infancia llegaba a restaurantes con su familia, a pedir cerebro de mono para comer.

Olvidaba sus huaraches en la Universidad y los recordaba cuando casi llegaba a casa.

Cuando tenía 17 años intentó ingresar al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), pero fue rechazado por su edad.

Así que optó por tomar un curso en producción y dirección técnica para televisión en el ILCE, de acuerdo con el Diccionario de Directores de Cine Mexicano, de Perla Ciuk.

Cursó dos semestres intensivos en la Escuela Activa de Fotografía y luego entro al CUEC, donde conoció a su compañero de andanzas, Emmanuel El Chivo Lubezki, con quien realizaría Sólo con tu pareja y ahora trabaja en Gravedad, por la cual se encuentran nominados.

“Cuando tenemos distintos puntos acerca de una toma y le doy una idea, él sólo me dice: no te va a gustar Alfonso. Y ya ni le busco, ni le entro, ni me tiene que explicar, le hago caso”, recuerda en entrevista.

De mal humor

Cada que Alfonso se enoja, tartamudea. Ese rasgo lo tomó Diego Luna para su personaje en Rudo y cursi, que Cuarón le produjo a su hermano Carlos.

Hay una leyenda que asegura que cuando se pone una gorra hacia atrás, no hay que acercarse a él, pues está a punto de estallar.

Pero eso no quiere decir que sea terco y obstinado. Una noche le colgó a Alejandro González Iñárritu (Babel y Amores perros), quien le cuestionaba cosas sobre el guión de Niños del hombre.

“Le dije: ok Negro, no estás entendiendo lo que quiero hacer. Colgué y me quedé mentando madres.En el trascurso de la noche comencé a digerir las cosas y al día siguiente le marqué y le dije que yo era el que ya estaba empezando a entender. Y de hecho los cuestionamientos que él me dio y que hice caso, fueron los motivos por los que Clive Owen aceptó estar en la película”, dijo a EL UNIVERSAL.

Luego de filmar su ópera prima Sólo con tu pareja (1990) viajó con ella al Festival de Toronto, donde un agente lo firmó.

Entonces comenzó a escribir un proyecto para Sidney Pollack (Tootsi) que no se concretó y fue cuando éste le ofreció dirigir el corto de una serie que producía.

De ahí le llamaron para hacer La princesita. Lo demás es historia.

Dirigió la tercera entrega de Harry Potter; conformó la dupla de Gael García y Diego Luna para Y tu mamá también y aceptó hacer una versión de Grandes esperanzas.

Al Oscar ha estado nominado en dos ocasiones, ambas en guión.

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