Selene Rayas es una cantante de 26 años que despliega su talento y pasión por la música, en las calles, restaurantes y rutas de camión de Querétaro. Su aspecto recuerda al de Edith Piaf, El Gorrión de París, quien al igual que Luna —como la conocen en el gremio—, comenzó cantando en las principales arterias de la afamada ciudad del amor para ganarse el pan.
Todos los días a las 8 de la mañana, Luna despierta y comienza su trabajo de vocalización mientras busca el outfit adecuado para sus presentaciones. “Hago mi pasarela y termino saliendo luego de dos horas”, dice entre risas, mientras platica sobre sus rutas habituales, entre las que se encuentran los principales andadores del Centro Histórico; además de establecimientos comerciales como Kaluna Café, El Cachanilla Tacos & Bear, Doña Rosenda y la ostionería Tampico, donde los empleados la saludan con familiaridad y hasta corean animosamente sus canciones.
“Como era muy tímida e insegura, generalmente cantaba en la intimidad del baño como el resto de las personas”, recuerda Luna, y agrega que desde que tiene memoria emula a su abuelo, de quien heredó el oído musical, ya que ambos son los únicos de la familia que poseen este don.
“Mi abuelito cantaba. Hace poco le hablé por teléfono y me dijo con tono serio ‘la verdad no es por regañarte, pero estás desaprovechando lo que Dios te dio’. Cuando él era joven, se le pasaba silbando y cantando, pero nunca lo hizo profesionalmente. Tiene un vozarrón que pa’ qué te cuento; no es igual al del Pedro Infante, pero causa esa misma emoción, tiene una voz muy profunda”, comparte.
Aunque la artista es originaria de Lázaro Cárdenas, Michoacán, “de tierra caliente” como lo refiere, cuando tenía ocho años emigró junto a sus padres y su hermana menor a Querétaro, con quienes vivió hasta que alcanzó la edad de 18 años.
Por diferencias ideológicas y el brío que caracteriza a la juventud, un día hizo sus maletas y sin saber qué le deparaba el destino, tomó el primer camión que encontró hacia Veracruz, donde sorpresivamente comenzó su carrera musical.
Aunque confiesa, la aventura también fue motivada por el amor adolescente, ya que en aquellos parajes del Golfo mexicano vivía un amor “de esas relaciones a distancia que nunca funcionan; teníamos más o menos un año de chatear. De hecho llegué a la central sin saber si él aparecería. Luego de una hora de esperarlo arribó en compañía de dos amigas. Me explicó que vivía con su mamá por lo que no me podía recibirme en su casa, así que pasé cerca de dos meses durmiendo en el sofá de ellas. A los dos días de que nos conocimos, desapareció. Fue mi primera decepción amorosa”, narra con humor.
“‘¿Y qué es lo que sabes hacer?’, me preguntaron ese día, pues ellas se dedicaban a cantar en las calles de Sierra de Agua, Veracruz. Cuando me escucharon entonar algunas rolas me invitaron a unirme, y desde entonces lo hago. Me aventé así sin más, pese a tener todos los nervios del mundo”, comparte.
“Para poder transmitir a la gente, busco el sentimiento e imagino lo que pensó la persona al escribir la canción o interpretarla”, prosigue Luna, quien por falta de recursos económicos que le permitieran acceder a una educación universitaria, ha tenido que formarse de manera autodidacta a través de tutoriales en Youtube.
Entre sus influencias musicales se encuentran exponentes del rhythm and blues contemporáneo como Alicia Keys y Amy Winehouse, además de artistas de la talla de Janis Joplin y músicos del rock de los años 80.
“Es grato recibir buenas impresiones por parte del público”, expresa, aunque dice que también algunas personas han hecho críticas a su figura y la manera en que viste, sobre todo productores que se han interesado en su trabajo.
Al respecto, comparte que en 2015 participó en el casting para el reality show mexicano realizado por TV Azteca “México tiene talento”, en el que a pesar de no haber pasado el tercer filtro, logró acaparar el interés del Centro Internacional de Espectáculos y Arte Alternativo (CIDEA), con quienes incluso estuvo a punto de firmar un contrato.
“Se me pasó una oportunidad bastante buena en CIDEA, porque me escucharon cantar en un casting que se llama ‘México tiene talento’ y les gustó mi voz. Aquella vez interpreté una canción de Meghan Trainor, y logré pasar a la etapa televisada en compañía de un guitarrista que, en aquel tiempo, era mi novio. Luego de no ser seleccionada, CIDEA se acercó y me aconsejaron sumar otros instrumentos al proyecto, ellos iban a poner el estudio de grabación y contratarían a los músicos con los que iba a hacer acople, sin perder nada. Pero mi novio tenía tanto miedo de que fuera remplazado y de que yo volara sin él, y decliné la oferta”, manifiesta, y reflexiona que en ese momento de su vida no sabía defenderse; no obstante, rescata lo mejor de la experiencia y afirma que ahora es fiel a sus proyectos y a su más grande pasión, la música.
Desde entonces, Luna se ha abocado a crecer artísticamente, incluso en sus planes está aprender a tocar el ukulele, la guitarra y la melódica para ensalzar sus presentaciones, pues su acompañamiento musical actual proviene de un equipo de audio que con esfuerzos pudo comprar.
Comparte que con este trabajo, logra ganar entre 150 y 200 pesos por hora cuando mejor le va, razón que la ha mantenido optimista en el trabajo de calle y lejos de la tentación de insertarse en las dinámicas de oficina.
En el camino se ha encontrado a otras mujeres como ella, que deleitan al público ambulante de Querétaro a través de diferentes géneros musicales.
“Es poco común que las mujeres se acerquen a los espacios públicos a cantar. Al menos en Querétaro he visto pocas mujeres haciéndolo. Las he visto en lugares fijos, pero sólo tres o cuatro trabajando en la ciudad. Por ejemplo, hay una que toca huapango en los camiones con su jarana, otra señora canta ópera en el centro y una más entona rancheras en los mercados”, asegura.
Para Luna, verlas es una inspiración y un recordatorio de que aún hay mucho que hacer para conquistar los espacios, por lo que no pierde el ánimo y anuncia que pronto volverá a participar en los castings que organizan las grandes televisoras, para que más gente conozca su propuesta vocal.