Tomar la arcilla en las manos, darle forma, tamaño, color y vida, tal como lo hicieron las culturas prehispánicas con cada una de sus creaciones, es parte de la tarea de los artesanos que trabajan en el Taller de Elaboración de Reproducciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las piezas que se crean en los talleres del INAH son casi iguales a las originales, tienen un 99.9% de parecido en tamaño, forma y color.
El objetivo es “que el público se lleve una copia fiel de las piezas originales que tenemos en los museos de la República Mexicana, incluso nuestras piezas tienen el sello del INAH y se venden con el certificado de autenticidad, de que se están llevando una copia fiel de nuestras reproducciones”, explica a EL UNIVERSAL Querétaro Mario Pérez, de la Subdirección de Elaboración de Reproducciones del INAH.
El primer Taller de Elaboración de Reproducciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia se fundó en 1939, en la calle de Moneda, donde antiguamente se ubicaba el Museo Nacional de Antropología. Y desde 1985, los talleres de cerámica, joyería y platería, se encuentran en la Avenida Tláhuac, delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal.
Como parte de las labores de difusión del INAH está el impulsar los valores patrimoniales del país, por ello los artesanos del Taller de Reproducciones asisten a diferentes estados para enseñar a niños, jóvenes y adultos, incluso con personas invidentes, la maravilla que es hacer una pieza idéntica a las obras creadas por las culturas prehispánicas, obras que hoy son legado de los mexicanos.
En Querétaro estuvieron presentes los artesanos del INAH, Jorge López Pestaña y Francisco Javier verde García, impartiendo el taller de diseño y reproducción prehispánica, en el marco de la expoventa Los libros del INAH en Querétaro, que se realizó en el Museo Regional.
Jorge López Pestaña tiene 11 años trabajando como artesano en el INAH, antes de entrar al taller, dice que no sabía que tenía esta facilidad de crear con las manos. Pero al verlo, se nota su destreza y, a la vez, su paciencia para igualar los detalles de la figurilla.
“Hacer una pieza, en los personal, para mí es mucha satisfacción, porque a un pedazo de tierra le damos vida, le damos forma, color, dureza, yo le digo: que le damos vida; no es lo mismo ver un pedazo de tierra, que darle forma y al salir del horno, al darle color, ya no es sólo tierra, es algo que tiene vida”, dice López Pestaña.
Las reproducciones más solicitadas son: Monito de Texcoco, Jaguar con ruedas, Carita sonriente y Perro con mazorca. Y las compran lo mismo mexicanos que extranjeros.