Indagando en la ciudad encontramos el nombre de una cantina que resalta en la historia de Querétaro: “El Cortijo de Don Juan”, un lugar que sin duda se encuentra en la lista de las primeras tabernas establecidas en el estado.

En 1947, don Juan Peñaloza, aficionado a los toros, decide abrir las puertas de una pequeña cantina en el Centro Histórico, específicamente en Los Portales; esto a la par de otras tantas que se establecieron en la zona roja.

Con tan solo cuatro mesas y una barra, “El Cortijo de Don Juan” fue un éxito desde el inicio, a pesar de la constante problemática con las autoridades por erradicar los bares en esa época el lugar se llenaba de clientes fieles a la cantina.

Poco a poco la taberna se fue moviendo de zona hasta llegar en 1982 a su establecimiento actual, en Avenida San Diego número 291, colonia Carrillo Puerto, el cual de igual forma que el nombre de “El Cortijo” tiene una larga historia.

Hace años, previo a la urbanización de los alrededores se sabe que la zona eran grandes terrenos, en donde la gente cultivaba o criaba ganado, como es el caso del recinto al que llegaron que antes era un gran establo, incluso se conservan los comederos de las vacas dándole un toque excepcional a la ambientación.

Francisco Velázquez tomó las riendas como administrador y propietario de la cantina hace siete meses cambiando mobiliario, así como haciendo adecuaciones para hacer de la taberna un lugar un poco más familiar.

“Es una gran responsabilidad traer un nombre con tanta historia, así que estamos tratando de mantenerlo o incluso mejorarlo”, comentó Francisco.

Conservando el concepto taurino, el actual dueño se encuentra en la tarea de restaurar algunas fotografías, carteles e incluso una cabeza de toro de hace más de 40 años para regresarle al “Cortijo” la vida de Don Juan.

Siendo un lugar botanero, los trabajadores consienten a los clientes con una comida de hasta cinco tiempos; desde la una de la tarde podrás disfrutar de caldo de camarón, sopa de tortilla, quesadillas, tacos de papa y un guisado fuerte.

“Nos estamos adaptando mucho a lo que pide la gente, hemos encontrado clientes de unos 35 años que vienen y nos platican que cuando eran niños sus papás los traían al ‘Cortijo’ a jugar mientras ellos disfrutaban de una copa”, narró Francisco.

En cuanto al ámbito de las bebidas, en este lugar no encontrarás límite, ya que tienen todo tipo de licores ideales para paladares de distintos gustos, como whisky, ron, vodka, cerveza o tequila.

Durante todo el día el ambiente agradable caracteriza al “Cortijo” gracias a su música ambiental por las mañanas. Por las tardes, con la llegada de los jóvenes al lugar llega también la oportunidad de poner tus canciones favoritas en la rockola o disfrutar los partidos de futbol en las pantallas.

“Siempre tuve el deseo de tener un bar y se cumplió, es pesado, cansado y exigente pero sin duda me gusta emprender, así como dar empleo a otras personas. Me encanta el trato con la gente, sentarme y escuchar cada día una nueva historia”, concluyó Francisco.

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