Simple y sencillamente no lo podía creer. Cuando Mariel Maya –con quien me reuní para conocer su obra y charlar sobre todos los temas imaginables que pudieran vincularse con el diseño de joyería– me preguntó cuál era mi gema predilecta, le respondí que, a riesgo de pecar de modesto o predecible, el granate ejercía en mí una especial atracción, una suerte de hechizo que me era difícil explicar.
Me preguntó, entonces, si existía alguna pieza en particular confeccionada con granates que me hiciera albergar dichos sentimientos y sensaciones. “Sí, en efecto” –le respondí–, “un anillo que me regaló mi madre, quien a su vez lo recibió de mi abuelo”.
No esperaba la información que Mariel estaba a punto de proporcionarme, pero en cuanto la recibí tuve la certeza de que ella era una de esas personas con las cuales uno se encuentra en la vida no por casualidad, sino porque hay citas impostergables que, sí o sí, deben cumplirse.
“¿Sabes lo que simboliza el granate?”, me preguntó, mientras la única respuesta que recibía de mi parte era un rotundo no. “Representa la promesa eterna de reencontrarse vida tras vida”. Un nudo se instaló en mi garganta y todo cobró sentido. Ahora, cada vez que uso u observo la sortija que me obsequió mi madre, tengo la certeza de que no estoy del todo solo.
La intérprete de las gemas
¿Y cómo es que Mariel Maya sabe tanto de piedras? Bueno, estudió Gemología en Puna, India, una vez que finalizó su preparación en Diseño de Joyería en el Istituto Europeo di Design, en Milán, Italia, donde pudo asimilar no sólo la riqueza tradicional de este país, sino también su enorme sensibilidad.
“Lo que diferencia mi joyería de otras propuestas es la estética de mis diseños y el uso de piedras naturales, tomando en cuenta sus funciones energéticas. Pero sobre todo, la diferencia más relevante es que mis creaciones cuentan historias, ya sea de los individuos, de los lugares o de los momentos que inspiraron su creación; historias de las personas que las usaron y que quedan guardadas en cada pieza para que otra generación las conozca”, señala una artífice que ha logrado lo que muchos otros no consiguen sino hasta muy avanzada su trayectoria: un estilo propio.
Poder en femenino
“Mis primeras colecciones estuvieron inspiradas en las mujeres que admiro por su fuerza para ser diferentes y crear, por su sensibilidad para comprender al ser humano y por la trascendencia de sus ideas. Entre mis musas están la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli, cuyo atrevimiento al crear un tocado surrealista en forma de zapato femenino fue el punto de partida para idear mi línea Zapatillas.
“También han sido muy importantes las pintoras Artemisa Gentileschi, quien plasmó por primera vez mujeres fuertes que se atrevían a usar espadas, y por lo que yo también me aventuré a crear aretes y anillos de espadas; Amrita Sher-Gil, artista que tuvo una vida trascendental, aunque fugaz, y al igual que las flores, aun cuando se marchitan, se atreven a ser. Dentro de mis ‘diosas titulares’ también está Helen Schjerfbeck, pintora que me impulsó a crear rostros en los cuales se puede ver todo lo que deseemos, incluso nuestro propio reflejo, y por supuesto también está Frida Kahlo, la mujer que hizo que mis aretes de pies tuvieran alas para volar”.
Así, cada una de estas mujeres le ha dado un sentido más allá del estético a las piezas conceptualizadas por Mariel, las cuales son elaboradas en su taller por un nutrido equipo de joyeros mexicanos con comprobada experiencia. Cada obra que ostenta la firma de la diseñadora es realizada en oro, plata o vermeil (plata con baño de oro) e incluye piedras preciosas y semipreciosas, tales como diamantes, aguamarinas, corales, circones y turmalinas, entre otras.
Varias de las creaciones que Mariel ejecuta se caracterizan por su capacidad de personalizarse, de tal manera que cada cliente puede elegir el material de soporte y las gemas que la adornarán, lo cual la convierte en una joya única que guarda un significado especial para la persona que la porta, que la asume, que la hace suya.
Sí, son piezas únicas o fabricadas en un número muy limitado, con una extraordinaria atención al detalle, poseedoras de líneas sutiles, referencias culturalmente muy ricas, trazos que se caracterizan por su discurso vanguardista y una belleza atemporal que las vuelve objetos de deseo. Pero más allá de eso, las joyas de Mariel Maya son exquisitos contenedores de las historias que nos hacen ser quienes realmente somos.