En México no es común analizar la obra de escritores que han atravesado por la locura y el suicidio, comentó el poeta Luis Alberto Arellano al terminar su participación en el curso Poesía como pararrayos: Locura, suicidio y escritura, que ofreció para el Seminario de Creación Literaria.

“Y no es común porque los casos fuertes de suicidio literarios están en el siglo XIX y principios del XX, y en épocas más recientes se ha separado de su dimensión escritural”, explicó el poeta, ensayista y traductor.

Desde hace un año, Arellano y José Manuel Velázquez recolectan autores y obras literarias con lenguajes y formas de escrituras diferentes a la tradicional, para analizarlos.

Arellano explica que un texto literario también debe ser estudiado desde distintas vertientes, “eso te lleva a considerar una serie de plataformas, va a configurar una serie de relaciones con el campo literario y eso tiene consecuencias con el campo social, entonces no es solamente una elección burda de me gusta escribir así, o más bien de este modo, siempre tiene consecuencias que afectan el entorno, y eso es algo muy rico para reflexionar también como creador”.

La elección del lenguaje genera una serie de consecuencias de carácter ético, “porque los críticos mexicanos llegan a ser políticamente correctos, y también los poetas, la actitud en la que se forma el texto va a provocar una serie de consecuencias fundamentales en la existencia del autor y tiene como resultado una postura ética frente al mundo, a veces contraria y de lucha”.

Los autores de quienes se hablaron en el curso fueron Nerval, Heine y Hörderlin, además de José Asunción Silva y Manuel Acuña para tratar el romanticismo en Latinoamérica y España, entre algunos otros autores contemporáneos.

El curso Poesía como pararrayos, en donde también participó el poeta y traductor José Manuel Velázquez, se ofreció del 10 al 14 de junio de forma gratuita en el Centro Estatal de Formación Artística y Cultural (CEFAC), con el apoyo del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.

Además, Arellano, Velázquez y el poeta Tadeus Argüello se presentaron en una lectura bajo el titulo de Tráfico de influencias, la cual es su obra poética más reciente, en el Museo de la Ciudad.

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