Cuando se habla de una ciudad que es considerada patrimonio cultural de la humanidad nos sentimos orgullosos y de inmediato pensamos en todo aquello que, en un marco de solemnidad, permitió que adquiriera es categoría. Nuestra mente se concentra en las edificaciones barrocas, en las obras de arte que aún podemos apreciar en los espacios que les dan cobijo y también en aquellos otros detalles con los que la ciudad nos guiña un ojo cuando nos regalamos algún recorrido por sus calles, sobre todo, en aquellas horas que reducimos el uso de automóviles y decibeles. Sin embargo, no todo debe ser tan sobrio y protocolario. Seguramente muchos de sus habitantes preferimos ver en ella una ciudad alegre, que nos sonríe con sus brillos y colores; una ciudad viva, feliz y llena de esperanza para continuar haciendo historia. Así, con la belleza de sus sitios, luce el color en el Querétaro nuevo que deseamos conservar. * Twitter: @Gerardo.Proal Blog: http://gerardoproal.tumblr.com