Algo tiene la coreografía de los portugueses Luis Marrafa y Antonio Cabrita, Abstand, es algo poderoso que el público no logra entender del todo.
No hay duda, eso sí, de que se trata de una de las obras de danza contemporánea más atractivas, presentes en el Festival Internacional Siguientescena de Querétaro.
Marrafa a Dance Company, creada por Luis Marrafa en 2002, cuenta con una corta, pero acreditada carrera en la danza contemporánea.
El montaje es elemental: luces, música y dos bailarines. Del vestuario no se diga: parece que vienen de haber caminado dos días en la Sierra Gorda. Camiseta, pantalón casual y calcetines.
A medio espectáculo y sin decir agua va, los bailarines se quedan en calzones. Y sin decir agua viene, se vuelven a vestir, de saco, camisa, pantalón y calcetines.
Los trazos del montaje parecen muy definidos, aunque, al mismo tiempo, parecen dos locos pegándose entre sí. Pero cuando dan muestra de una coordinación excepcional, el espectador descubre que son dos artistas bailando con una precisión milimétrica.
De pronto, uno de ellos empuja al otro, y el empujado sale del escenario, a dos pasos de los espectadores, quienes no saben qué hacer, si ayudarlo y demandar al agresor, o aplaudir por esa inesperada manera de faltarle el respeto al escenario.
Sin embargo, a pesar de tantas digresiones emocionales, el poder de esta obra existe. Habrán sido los sonidos de Radiohead, habrá sido la belleza inusual de una danza inusual. Haya sido como haya sido, Abstand gustó y pocos de los espectadores supieron el por qué.