Tras 10 años de trayectoria como flairtending, Héctor Rangel representará al país en la final del concurso Roadhouse World Flair, una de las competencias internacionales más prestigiadas, a celebrarse en noviembre.
La coctelería y las acrobacias son la pasión de Héctor Rangel, flairtender de 27 años, que desde muy joven decidió consagrar su vida al arte de servir una copa de manera poco convencional, entre malabares, pericia y mucho arte.
En entrevista, el queretano recuerda que a los 17 años, como muchos otros adolescentes de su generación, logró habilidosamente colarse en un bar donde un flairtending hipnotizaba con sus rápidos y finos movimientos a la clientela, quienes animados y un poco entonados, aguardaban su turno para probar las mezclas del profesional.
“A esa edad obtuve mi primer trabajo detrás de una barra, y todo fue porque antes había visto a un chavo hacer flair y me llamó la atención, por lo que empecé a practicar por mi cuenta, aunque no tenía ni idea de lo que hacía. Fue entonces que, de manera autodidáctica, comencé a ver videos y a practicar, y un día —por azares del destino— una persona me agregó en el MSN y me invitó a un evento en la Ciudad de México. Decidí aventurarme pese a que no me sentía listo; me inscribí en la categoría de los amateurs, y afortunadamente gané”, recuerda satisfecho.
A partir de esa victoria, fue que su hermano y un amigo de ambos, le consiguieron su primer trabajo detrás de la barra, donde terminó por corroborar que eso era lo que quería hacer de manera profesional.
Hasta la fecha, Rangel ha participado en cerca de 60 competencias nacionales de flairtending en Quintana Roo, Jalisco, Puebla, Aguascalientes, Ciudad de México, Guanajuato y Yucatán, así como en Estados Unidos, Colombia, Perú, Italia e Inglaterra, donde este año clasificó para representar a México en la final del Roadhouse World Flair, una de las competencias internacionales más prestigiadas.
“Es una disciplina muy demandante, pues requiere bastante tiempo; incluso puede ser muy doloroso y si tú quieres crecer en el medio, ya que tienes que salir al extranjero a competir por tu cuenta, lo que implica grandes inversiones de dinero y muchos sacrificios”, señaló respecto a la incipiente práctica del flair en el país.
No obstante las dificultades, afirma que esta modalidad acrobática de la coctelería bartending no es sólo una profesión, sino un estilo de vida, gracias a la cual ha podido viajar y conocer muchos lugares y personas interesantes.
Además de dedicarse al flairtending, actualmente funge como organizador del Bar Tenders Open Flair, una competencia nacional que fue realizada por primera vez en Querétaro en el 2012, bajo la iniciativa de Martín Jiménez, quien antes de fallecer, delegó la responsabilidad de promover este arte en México, a su amigo.
En su más reciente edición, celebrada en Querétaro, participaron 16 competidores provenientes de Puebla, Ciudad de México, Quintana Roo y otros países como Estados Unidos, Japón, Colombia y Venezuela.