Fue en Querétaro donde Mariana Grapain realizó su primer proyecto textil, y actualmente ya son más de 30 grupos indígenas del país con los que ha trabajado; además de haber colaborado en el libro El ropero de Frida, donde investigó el origen de las prendas que utilizaba la famosa pintora Frida Kahlo, y sobre el tema, aseguró la joven artista, todavía hay mucho por investigar.

De visita en el Festival de las Mujeres 2017, Mariana impartió un taller de punto mazateco, tradición de la zona norte de Oaxaca, además de presentar una exposición de sus creaciones textiles que permanecerá hasta el día de hoy, 19 de marzo, en el Centro Educativo y Cultural Manuel Gómez Morín.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Grapain platicó que en el año 2004 llegó a Santiago Mexquititlán, Amealco, para trabajar en su primer proyecto textil de recuperación iconográfica tradicional, y lo hizo específicamente en punto de cruz, hilván y telar de cintura, que son las tres técnicas que trabajan las mujeres otomíes.

“Era hacer una recuperación de iconografía tradicional, básicamente era perfeccionar las técnicas que ellas ya sabían e introducir materiales de mejor calidad, todo eso se comercializaba en las tiendas de FONART, pero después ellas se hicieron autónomas y hasta donde sé siguen comercializando sus productos. En aquella visita se me hacía increíble que habiendo tantas vías de comunicación existiera esa pobreza en esa zona, porque Querétaro es un lugar muy desarrollado a comparación de mi estado, Oaxaca”, comentó.

Las mujeres otomíes aprenden a bordar por herencia de sus abuelas y madres, Mariana aprendió del mismo modo. “Mi abuela y mi mamá me enseñaron algunas piezas del Istmo de Tehuantepec, que es mi región. Desde niña tuve el gusto por el textil, por los bordados, por las telas, por la degradación de colores, siempre que vamos a las fiestas de mi tierra vestimos con la ropa tradicional. Y yo siempre imaginé dedicarme a esto, porque me atraían mucho las telas, los colores, los hilos. Veo a través de las mujeres y siempre pienso que su mirada también para mí es muy importante, en estas prácticas colaborativas de diseño con ellas”.

Ha colaborado con 30 grupos indígenas del país y en la investigación del libro El ropero de Frida, en donde se enfocó, durante seis meses, en el análisis de la composición de las piezas, su origen, las comunidades a las que pertenecían y de dónde provenían los materiales.

Sobre el tema de las prendas de Frida Kahlo dice que todavía hay bastantes líneas para investigar. “Hay algunas piezas que no sabemos si provenían de China, saber si algunas flores eran istmeñas o eras de Asia porque como tenían muchos amigos que viajaban por el mundo y ellos le traían telas de regalo”, agregó.

Actualmente trabaja en un libro sobre iconografía mazateca, animales, flores y plantas característicos de dicha cultura. La publicación tiene como objetivo dejar una memoria escrita de la importancia textil mazateca.

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