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Nos hemos dado a la tarea de seleccionar las tendencias más fuertes para la temporada que está por iniciar (al menos formalmente), las cuales, te lo garantizamos, se quedarán contigo para hacer brillar aún más tu personalidad y subrayar tu particular encanto.
Ante un panorama cada vez más robusto, elegir las pautas significativas puede ser una tarea demandante, por lo tanto, te ahorramos tiempo en tu próximo shopping tour presentándote las vertientes más destacadas: A) New Boho (ya sabes, este estilo es como la materia, no se crea ni se destruye, solamente se transforma), B) Granny Mix (sí, el estilo “abuelita” ecléctica), C) Lolitas postmodernas (advertencia: recomendable únicamente para las fashionistas más audaces... ¡y jóvenes!) y D) Goth Girls (musas góticas con ese misterioso sex appeal teñido de negro de la cabeza a los pies). Y si te está preguntando cómo inició toda esta locura de las tendencias, y de qué manera llegamos a un horizonte tan complejo y diverso, por favor, continúa leyendo.
Mientras más, ¿mejor? Hasta hace relativamente poco, hablar de tendencias resultaba sencillo. El tema se dividía en las propuestas de Primavera/Verano y Otoño/Invierno. Fin de la historia. Después se anexaron al calendario las colecciones de Alta Costura correspondientes a cada estación, las cuales, si bien forman parte de una división que no necesariamente dictamina o impone estilos con intenciones ciento por ciento comerciales, sí pueden llegar a influir en el panorama y en el ánimo creativo de los diseñadores.
Hasta ahí todo era hasta cierto punto sencillo; sin embargo, posteriormente se integraron las líneas Pre-Fall, Cruise y Pre-Spring, además de las colecciones cápsulas que no pocos diseñadores elaboran para distintas marcas, sellos, tiendas departamentales o gigantes de la llamada fast fashion. ¿Resultado?
Según palabras de Carine Roitfeld -una de las mentes más brillantes del sistema de la moda, exdirectora de Vogue Paris y la estilista de moda con mayor peso en la actualidad-, “nos aproximamos a un punto en el cual se están borrando muchas fronteras: las de género, las de temporalidad y también las estilísticas. A diferencia de lo que ocurría hace 20 o 30 años, hoy hay microtendencias que pueden ser tan importantes como las macrotendencias, y son igualmente válidas a nivel personal. Cada uno de nosotros puede elegir qué desea vestir, cuándo pretende hacerlo y de qué modo quiere efectuarlo”.
La culpa es de Dior. La pregunta, entonces, es muy simple: ¿cómo inició todo esto? Pues bien, la respuesta se limita a nombre mitológico: Christian Dior. ¿Quién era ese hombre que había revolucionado la moda restaurando las virtudes estéticas de finales del siglo XIX? Casi nadie lo conocía cuando el 12 de febrero de 1947, con su línea Corola, causó tal sensación que se convirtió en el indiscutible rey de la Alta Costura, título que ostentó hasta el momento de su muerte, 10 años más tarde. “Cuando los entusiastas de la moda se precipitaron tras los bastidores después del espectáculo, se toparon con un hombre calvo, bajo y regordete de 42 años, con una pequeña sonrisa triste y, según palabras de uno de sus amigos, ‘aspecto de administrador de pueblo de mazapán rosa’”, apunta Charlotte Seeling en su libro Moda. El siglo de los diseñadores (Könemann, 1999).
El tímido y reservado francés lloraba conmovido por tantos elogios procedentes de todas partes. Pero además de parecer muy reservado, Dior era un hombre con excelentes dotes de marketing: introdujo una forma nueva de presentación en la Haute Couture, que no tenía nada que ver con los sosegados actos de la época entre guerras. Las modelos de Dior actuaban con gran teatralidad, se deslizaban majestuosamente por entre los espectadores, balanceaban sus anchas faldas provocativamente, se cambiaban a un ritmo vertiginoso, mientras se anunciaba el fantástico nombre de cada creación. “El show podía durar hasta dos horas sin que aburriera en lo absoluto. La productiva idea comercial de Dior de propagar una nueva tendencia de moda cada seis meses se encargaba de ello. Fue el primer modisto en cambiar, de una colección a otra, la longitud de los dobladillos o incluso la línea entera de forma radical. Procurando que ésta pasara de moda rápidamente, se aseguraba los titulares de la prensa y animaba las ventas”, asegura Seeling.
Pues bien, gracias a Dior, en buena parte hoy contamos con un calidoscopio de tendencias que, en no pocas ocasiones, puede resultar abrumador pero, de igual modo, fascinante.