Con la llegada de diciembre y del tan esperado y famoso subsecuente “maratón” Guadalupe-Reyes (que inicia el 12 de diciembre con la celebración de la Patrona de México, La Virgen de Guadalupe, y finaliza el día 6 de enero con la llegada de los Reyes Magos), se da inicio a una serie de reuniones y festejos que tendrán su protagonismo con el brindis de Navidad y el de Año Nuevo.
Brindis con historia
Brindar significa beber a la salud de una persona o de un grupo, a los que se les desea bienestar al celebrar algún acontecimiento especial.
La palabra brindis, en alemán se deriva de bring dir’s: “Yo te lo ofrezco”.
Se cree que el acto de brindar se originó en la antigua Roma en el siglo IV a. C., ya que en esos tiempos era usual que se envenenaran las copas, motivo por el cual los anfitriones chocaban fuertemente sus copas con las de sus invitados como un símbolo de confianza, ya que el líquido se pasaba de una copa a otra.
Posteriormente, el brindis se incorporó al momento de compartir los alimentos; se piensa que fue debido a que en la hora de la comida se integran todos los sentidos, menos el oído.
La vista está presente cuando se observa el alimento; el olfato, al percibir los olores que provienen de la comida; el tacto, cuando se toma la comida entre las manos y el gusto, al saborear los platillos. Así, para conjugar todos los sentidos se realiza el brindis, para incorporar el oído y celebrar al choque de las copas, participando así del gozo de la bebida.
Sorbos de placer
En la actualidad, durante las celebraciones decembrinas, beber en compañía de los amigos, colegas del trabajo o de los familiares es un acto ritual de comunión y acercamiento con esas personas que nos acompañan a lo largo de todo el año, a los que no siempre tenemos la oportunidad de darles las gracias por todas sus atenciones y cariño.
La ocasión para celebrar es lo de menos y cualquier momento es bueno para desear bienaventuranza, salud y amor a nuestro prójimo. Ya sea que se trate de bebidas alcohólicas, con toda la gama a nuestro alcance, desde un espumeante champán, vinos, cocteles, tequilas, mezcales hasta una refrescante cerveza.
O bien, se trate de bebidas sin “piquete” como un delicioso trago de ponche o de un atole para combatir al frío, recuerda que la “magia de la Navidad” se produce si tenemos el corazón y el ánimo dispuestos para compartir.