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Presentan libro de brujas y demonios

Presentan libro de brujas y demonios
20/02/2014 |02:02
Redacción Querétaro
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Si hoy en día existiera el Tribunal del Santo Oficio o Inquisición, ¿Cuántas mujeres estarían siendo juzgadas? En el libro “Los seres que surcan el cielo nocturno novohispano, Brujas y demonios coloniales”, la historiadora y docente de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) Lourdes Somohano habla de cómo en la época colonial las mujeres eran acusadas de ser brujas e incluso algunos hombres también fueron perseguidos por hacer pacto con el diablo.

En la presentación del libro, realizada en la IV Jornada del Libro Histórico, explicó la historiadora de “cómo asimiló en la cultura novohispana esta imagen del Diablo, de las brujas y de los pactos a partir de los procesos inquisitoriales”.

Con la llegada de los españoles a México, también llegaron ideas y conceptos sobre el bien y el mal, y la tradición prehispánica se mezcló con la historia europea. “Para los conquistadores y los frailes, la cultura mesoamericana estaba auspiciada por el demonio, al cual tenían que combatir para hacer reinar la palabra de su dios cristiano”, se lee en la introducción de la obra.

A partir de los casos inquisitoriales, la historiadora encontró que las “mujeres fueron procesadas por el delito de brujería en la Nueva España, de ellas algunas son de Querétaro, de San Juan del Río y también encontré casos de hombres que hicieron pacto con el Diablo”.

Sobre estos casos, refiere que no se encontraron pruebas para comprobar su condición de brujas, todas las acusaciones eran hechas por alguien que había visto “algo”, pero nada concreto ni comprobable.

Historias tenebrosas

Decían que les chupaban la sangre a los niños, que con esa sangre hacían un ungüento para hacerse más bellas, que se reunían con sus amigas para hacer aquelarres, que tenían el poder de convertir en animales o que salían volando hechas bolas de fuego y otras historias que hoy en día causan risa.

“Por ejemplo, hay una mujer que en una noche fue a Perú y regresó, otras fueron a Zacatecas y regresaron, pero tienen que volver antes de que cante el último gallo (se supone que es como a las cuatro de la mañana), para que no las cachen, pero cómo le hacen para que el marido no se despierte, se supone que sacan huesos de muerto y los muelen o el propio hueso se lo ponen debajo de la almohada al marido y se queda dormido, entonces ellas pueden salir volando, en algunos relatos hasta se quitan los ojos”, refirió.

Pero el delito de ser bruja no se vivía en soledad, porque “las brujas no trabajan solas y principalmente son asociados con la mamá, entonces hay muchos hombres que descubren, lamentablemente, que su mujer es bruja y su suegra también”,cuenta Somohano Martínez.

En este libro, editado por Fontamara/UAQ, la historiadora y docente de la Universidad Autónoma de Querétaro, dijo que los casos estudiados son de “mujeres que retan a la sociedad establecida, se juntan con sus amigas, no están casadas o son viudas y seguramente están hablando mal de los hombres, entonces son mujeres de verdad perseguidas injustamente; el proceso duraba años, para mí estudiar sus casos fue como escuchar su voz”.