Cuando Mo Yan se convirtió en Premio Nobel deLiteratura este año, en muchas partes del mundo se repitió la misma pregunta: ¿y quién es? El autor chino era muy conocido, pero de puertas para dentro.
Esta es una de las situaciones contra las que Chinaquiere luchar: el desconocimiento de su país en el exterior en todos los ámbitos... Menos el económico.
Y es que Pekín es más que consciente de que fue su crecimiento a doble dígito el que le hizo un hueco en los principales telediarios internacionales pero también de que eso, aunque consiguió auparle como segunda potencia mundial, no lo es todo.
Lo puso en evidencia un reciente encuentro en Pekín, impulsado por una de las más internacionales editoriales chinas, China Intercontinental Press, y al que estaban invitados diplomáticos latinoamericanos.
La convocatoria ya es de por sí significativa: su objetivo era conseguir más traducciones de la literatura contemporánea china al español.
La clave la dio en la apertura del encuentro el propio presidente de la editorial, Li Hongjie: "La literatura contemporánea es el mejor canal para conocer la sociedad china".
Es a través de los escritos de autores conocidos en el país asiático y otros de menor calado como China busca dar a conocer sus costumbres, sus gustos y sus ideas al mundo.
"Una manera de conocernos es cara a cara; la otra es leer libros", señaló el conocido traductor chino Zhao Deming quien ha traducido obras tan importantes como algunas del peruano Mario Vargas Llosa.
Una vez marcado el objetivo, también tienen claro por dónde empezar: "El castellano es un gran vehículo de influencia en el mundo", destacó el presidente de la editorial frente al gran número de diplomáticos de México, Argentina, Cuba, Bolivia o Ecuador, entre otros.
Europa -con el foco puesto en España-, África y Latinoamérica, fueron las regiones destacadas por el presidente de la editorial y que coinciden con el rumbo marcado por el presidente Xi Jinping para que China pueda ejercer un "soft power" (poder blando) real en el mundo.
De ahí que China International Press sea la que más libros chinos haya traducido al español -aunque también tiene especialistas en inglés, francés y alemán- y que ahora busque el apoyo de otras editoriales extranjeras para conseguir más difusión.
Pero también de gobiernos, ya que la cooperación entre empresas resulta aún difícil.
"Muchas editoriales en Latinoamérica no se atreven a lanzarse con publicaciones de autores chinos que no conocen. No saben el resultado, y no se meten", destacó la reconocida traductora de chino-español, Liljana Arsovska.
"El apoyo gubernamental es más que necesario", prosiguió Arsovska, miembro del Colegio de México, un país cuya representación en el encuentro fue la más destacada con hasta tres diplomáticos, mientras que de España no se encontraba ninguno.
El papel de los medios de comunicación también se coló en el debate, un punto que a China no le pilla desprevenida.
"Hoy vemos la presencia de periodistas latinoamericanos aquí y cada vez más periodistas chinos en todas partes del mundo. Esto favorece a eliminar los malentendidos: nos llega la información de manera directa", resaltó el director de la editorial.
Y alabó, en concreto, el trabajo de la agencia estatal de noticias Xinhua o la televisión oficial CCTV, que hasta ha levantado un centro de producciones en Brasil "de casi la misma talla que el de Pekín".
También los Institutos Confucio por el mundo -que enseñan el idioma milenario y, por ende, su cultura- juegan un papel importante. En 2011, el Gobierno chino ya se propuso llegar a los mil centros en 2020 con más de 100 millones de personas adscritas y en cientos de países.
Todo ello en conjunto y con el impulso de, sobre todo, los gobiernos de países latinoamericanos -cuyo interés por la cooperación cultural lo evidencian sus diplomáticos en Pekín así como las continuas visitas que recibe la capital de personalidades del otro continente-, contribuirá a acercar las costumbres chinas a otros países.
No obstante, puede no tener el efecto esperado. Según una encuesta publicada hoy por el Centro de Investigación Pew, África y Latinoamérica recelan de las costumbres y la forma de pensar de los chinos.
Entre una película, una canción o un avance tecnológico de China o de EEUU, la mayoría se decantó por el segundo. En cuestión de "soft power", Hollywood sigue ganando la partida.