Hoy, 20 de julio, el músico Gastón Lafourcade celebrará con un concierto de gala su cumpleaños, un cumpleaños bastante numeroso dice el propio organista y clavecinista. “Voy a cumplir 80 años de transitar por este planeta y me pareció oportuno celebrarlo tocando música de Bach, que es un músico tan importante dentro de la historia”.
Sentado frente al clavecín que lleva la firma De Graaf – Lafourcade, bellísimo instrumento que estrenará justo el día de su cumpleaños, el músico platica a EL UNIVERSAL Querétaro de este concierto titulado En el nombre de Bach, a celebrarse hoy, a las 20:30 horas, en el CEART de Santa Rosa de Viterbo. La recepción será a las 20:15 horas y la entrada es gratuita.
En esta entrevista también se dio tiempo para hablar de sus inicios en la música, de cuando salió de Chile, su país natal; su llegada a México, además de compartir algunas palabras de su hija Natalia Lafourcade; y recitar un poema de Pablo Neruda, su autor favorito, junto a Violeta Parra y Nicanor Parra.
Ubicado a la orilla de la carretera más transitada, bajando el estadio La Corregidora, está su estudio que fue acondicionado con gruesas paredes y doble vidrio, pero no se obstruye todo el ruido de los carros y camiones que transitan, aunque la voz del maestro Lafourcade es fuerte y mantiene vivo el acento del sur, capaz de vencer todo ese ruido.
El niño que escuchaba a Bach
Gastón Lafourcade Valdenegro, originario de Chile, creció escuchando música, “música de la buena”, aclara. “No fui lo que se llama niño prodigio ni esas cosas, me gustaba hacer sonar cualquier cosa que sonara, una mesa, un tambor, un violín de feria, cualquier cosa, y había un piano en la casa, ahí me ponía a tocar”.
En la casa familiar escuchaba música clásica en la radio, así fue conociendo grandes obras como "’La pasión San Mateo’ de Bach, una obra enorme, muy importante, la primera vez que la escuché tenía 10 años o 11 años, dura tres horas, y la escuché completa. ‘La sinfonía N° 9’ de Beethoven, la cantábamos así, en el campo, el famoso coral. ¿Lo conocen?”. Enseguida se acomoda frente al clavecín para tocar y cantar unos segundos.
Estudió piano en el Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile y asegura que sus "estudios serios comenzaron con la música de Bach, por eso la música de Bach tiene un significado especial para mí, la primera obra que toqué fue él”.
“Tuve que salir”
El golpe de Estado en Chile, en septiembre de 1973, lo obligó a dejar su país. “Tuve que salir, parece ser que hacer buena música y pensar por su cuenta era algo muy peligroso para los militares. Sí, tuve que salir, me libré de caer en la cárcel”, cuenta con con cierta melancolía, al recordar cuando allanaron su casa.
En México inició una nueva historia. Después de esfuerzos, organizó un taller para continuar la construcción y restauración de sus instrumentos. Y se dedicó a enseñar música. Trabajó en la UNAM, tras volver de Rusia, donde estudió un posgrado de Órgano y Dirección. Agobiado por la Ciudad de México, eligió Querétaro para vivir. Llegó en 1987. Impartió clases en la Facultad de Bellas Artes de la UAQ y en su estudio, hasta hoy, comparte sus enseñanzas musicales.
¿Cómo lo recibió el público queretano, cuál fue su respuesta?
Yo cuando llegué en el 87 no habían oído hablar del clavecín, entonces mi primera actividad llegando fue hacer un concierto de clavecín. En el 87, en el Teatro de la República, y se llenó el Teatro para ver qué era esta cosa, el clavecín o el clavín, como le decían, le daban los nombres más raros, de ahí seguí yo tocando regularmente y se fue formando un público, en la actualidad hay bastante gente que ya sabe que es un clavecín.
¿Qué le falta a Querétaro, hablando de música?
Pienso que las personas que tienen el poder decisión, cuando se meten con la cultura, se deben meter con los que hacemos cultura, porque de repente hacen cosas muy ambiciosas y muy inútiles, el ejemplo lo tenemos con la Ciudad de las Artes. ¿En qué se ha convertido eso? Una cosa absurda que cuesta millones nada más mantenerlo y que nadie va ahí, y no pasa nada. Una cosa mucho más trascendental, pienso, que hubiera sido comprar unos 20 pianos de cola, pero pianos de verdad, y distribuirlos en todos los museos y lugares dedicados a la cultura, hay museos muy lindos aquí y no sólo en la ciudad sino en todo el estado, llenar de pianos, eso les sale mucho más barato y es mucho más importante, porque si hay un instrumento bueno va haber gente que se forme, van a querer tocarlo, van a querer estudiar, y van a llegar músicos de otros lados y se va a retroalimentar esto, aquí quiere venir un pianista a tocar y ¿dónde toca? No hay pianos, ahora hay un piano más, ya tenemos dos, es ganancia, y está en el CEART.
¿Su labor como maestro continúa?
Eso sí lo voy a continuar hasta que pueda, hasta que el cuerpo aguante, yo sigo formando alumnos. Algunos han hecho carrera muy destacada y han logrado hacer una carrera profesional distinguida en Europa, Sudamérica. Ahora tengo al menos dos prospectos, que si continúan y que sus padres tienen la paciencia de traerlos a clase, pueden llegar a hacer algo.
¿Cómo músico, cuáles son sus preocupaciones
¿Preocupación? ahora no me preocupo tanto. Me preocupo de seguir estudiando y seguir enseñando, llega un momento en que uno siente que ya va de salida y quiere dejar algo. Yo quiero ser inmortal, para eso quiero hacer las cosas bien, dejar alumnos buenos, que me recuerden, es una forma de ser inmortal. Y cuando me llegue el momento de partir, partiré.
¿Está satisfecho con su carrera?
Me hubiera gustado hacer más o haber empezado antes, me hubiera gustado empezar a los cinco años a hacer música, eso sí, siento que quizá me faltó eso, pero eso ya no fue. Lo mejor es lo que sucede.
La pintura de Gastón
Frente a Lafourcade está su clavecín nuevo. Y detrás de él, colgado en la pared, una pintura donde se ve al músico sentado frente a un clavecín, tocando, mientras las teclas del instrumento se van alargando en la profunda oscuridad, hasta resumirse en una pequeña flama que pende frente al rostro del maestro.
La pintura es una creación de su hijo Gastón Amadeus Lafourcade Avendaño, y pertenece a la serie Metáforas que el pintor presentó en el Museo de la Ciudad, a principios del 2014.
¿Su hijo Gastón está muy metido en la pintura?
Gastón está empezando su trabajo en la pintura, y yo sí estoy empujando para que aterrice bien y se meta en serio en la pintura, porque todavía anda mucho con los amigos.
¿Es que está muy chavo, no?
Está chavo, pero eso se soluciona con el tiempo. Es una enfermedad que se va quitando con el tiempo.
La famosa Natalia
A su hija Natalia, quien promociona su más reciente disco Hasta la raíz, la recuerda por se una niña inquieta, a quien le gustaba escuchar música, mientras bailaba o inventaba historias.
Padre e hija sólo han tocado una vez. “Lo hicimos en Nezahualcóyotl, y salió muy bien, yo hice el arreglo, lo hicimos con piano y canto, y salió muy bonito, la gente estaba vuelta loca, pero fue una sola esa vez, como hace dos años”.
¿Su apellido es reconocido por su labor musical y por su hija?
Por la Natalia, la famosa Natalia.
¿Ya escuchó el disco Hasta la raíz?
No, no me lo ha mandado esta ingrata. (Dice, mientras suelta una risita comprometida)
¿Cómo, no ha escuchado nada?
He escuchado algunas canciones, algunas me gustan, no todas, soy muy crítico. (Ríe con total libertad) Pero en general Natalia está haciendo un gran trabajo, lástima que no estudió música conmigo, hubiera hecho cosas mucho muy importantes.
¿Qué consejos le ha dado a Gastón y Natalia?
Con Gastón hablo más, con Natalia está más complicado porque ella está en un torbellino. Ahora sí me enojé con ella, porque no va ir a mi concierto, si le dije: ¿cómo es posible, Natalia? Yo nunca más voy a cumplir 80 años, así que deberías ir. ‘Es que tengo compromisos’, contestó. Rómpelos, le dije. Pero yo sé que es difícil.
Esperamos se pongan de acuerdo y hagan un concierto en Querétaro
Sí, yo le dije hay mucha música que podemos hacer juntos.