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Este jueves llega a las salas cinematográficas, la nueva película del realizador Fernando Emibcke, Club sándwich y en honor a este filme, Lalo García, chef de Máximo Bistro, ha preparado un emparedado muy especial para disfrutarse al igual que esta cinta.
Eimbcke señala que conoció a Lalo en una premiación, donde ambos fueron reconocidos por sus méritos y fue ahí donde nació una amistad que ya dio su primer fruto, la invención de esta especialidad con el toque del reconocido chef.
Ganador de un gran número de importantes distinciones internacionales por la citada película, entre los que destaca la Concha de Plata de San Sebastián, en la categoría de Mejor Director, el joven cineasta indica que el club sándwich es como una analogía de la trama de su filme que trata sobre una relación entre madre e hijo y una tercera persona.
Además, indica, como parte de esta analogía, este emparedado tiene gran presencia en la trama porque representa la comida de las vacaciones.
“Es la vianda que se vuelve como un hábito cuando estás en tus días de descanso y los personajes de la película siempre piden club sándwich, pero se acerca la hora de que dejen de pedirla, porque es momento de que coman un menú de verdad, como un adiós a la adolescencia y la entrada a la edad adulta” comenta el cineasta.
Talento y pasión
Eimbcke destaca que entre él y Lalo García hay varias similitudes importantes, como el hecho de que ambos hacen las cosas con mucha pasión, con mucho amor, con todas las ganas de que sus productos sean un disfrute para la gente.
“No hay nada más lejano de la cocina de Lalo que la comida industrializada, lo mismo pasa con nuestras películas, son hechas con mucho cuidado, con mucho esmero y enorme calidad”, enfatiza Fernando, creador de “Temporada de Patos” y “Lake Tahoe”.
Añade que al igual que la gastronomía de Lalo García, sus filmes están alejados del cine industrial que sólo quiere entretener por unos minutos. Sin embargo, esta producción busca la reflexión en los amantes del cine.
“Es un cine que en ocasiones se hace sin cariño, sin sabor. Y digo: está bien consumirlo, igual que de vez en cuando es válido comerte una hamburguesa industrializada, no pasa nada, pero hasta ahí”, añade.
Respecto a sus gustos gourmet, Eimbcke comenta que debido a que su familia es de Sinaloa, su platillo consentido es el aguachile, un clásico de la cocina que, maridado con una cerveza, no tiene comparación.
“Me gusta la comida sencilla, así como los grandes platillos de nuestra gastronomía, como la yucateca. Cuando filmamos en Yucatán, Lake Tahoe, regresamos con un sobrepeso tremendo, pero es que su comida es sensacional, como la que se hace en muchas partes del país”, reconoce.
Al igual que la cocina de Lalo García, el cine de Fernando Eimbcke es único, de fácil de digerir, es cine de autor, de ese que tiene gran sabor en cada escena y que deja satisfecho a quien la ve.