Cartón, polvo, vísceras de animal, pelo de caballo y sangre de cerdo son algunos de los elementos que conforman las piezas de la exposición "Los ciegos guiando a los ciegos", del escultor belga Peter Buggenhout, la cual estará abierta al público hasta el 15 de julio, en el Museo de la Ciudad.
Se trata de 13 piezas que forman parte de las series Mont Ventaux, Los ciegos guiando a los ciegos, Gorgo y Mut Witness, cuyo eje rector es la indeterminación existencial.
“Su arte es un ejemplo de los poderes de la inteligencia y de la creatividad para transformar simbólicamente las consecuencias que traen la muerte, la destrucción, la ruina, el deshecho y la obsolescencia en nuestra época, pero también para contrarrestar la banalidad de ciertas nociones sobre lo idealizado y lo perfecto que son promovidas por las estéticas rutinarias y por la doble moral de las industrias de la devastación”, leyó Edin López León en representación del curador de la obra, Erik Castillos.
El trabajo curatorial consistió en la utilización de pocas fuentes de iluminación, “como si la luz también fuera un recurso en extinción para referenciar la ceguera humana al tiempo que metaforiza sus actos de lucidez”, agregó.
La obra arribó al país en octubre del año pasado y fue recibida por la galería Hilario Galguera, que por primera vez presentó en México una exposición individual de Buggenhout.
Y en el marco del Día Internacional de los Museos, la serie se presentó en Querétaro con el objetivo de promover la experiencia local de propuestas artísticas contemporáneas generadas en otros lugares del mundo.
“Todos se van a preguntar seguramente: ¿De qué están hechas? En su obra destaca que las piezas están conformadas por deshechos, ruinas, por cosas que él se va encontrando en la vida cotidiana. Figuras amorfas con las que el artista quiere que el espectador se deje llevar. Cuando las miras inmediatamente la mente comienza a buscar referencias: ‘un pulpo, el motor de un coche o de un camión abandonado lleno de polvo, quizás’ (…) lo que hace Peter es llevarlos a una neutralidad; les quita todo contexto, toda referencia, toda alusión a cualquier significado y genera estas estructuras bajo el concepto de lo abyecto, que es este límite entre lo asqueroso y lo que al mismo tiempo llama la atención”, dijo Sharon Guesund, coordinadora de la muestra.
“Se trata de una exposición de arte contemporáneo de clase mundial y de uno de los artistas en la escena de la escultura en el mundo. Realmente es una gran oportunidad para la población”, expresó Gabriel Hörner, director del Museo de la Ciudad.