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Moda prehispánica de los Díaz Hernández

Moda prehispánica de los Díaz Hernández
20/08/2013 |23:00
Redacción Querétaro
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En el barrio de San Francisquito viven los Díaz Hernández, una familia de Concheros que desde hace 10 años se dedica a la confección de ropa prehispánica, diseñando penachos, con plumas de faisán, guacamaya, réplicas de cráneos humanos y cabezas de caimán; sonajas, brazaletes y tobilleras cargadas con huesos de fraile.

Próximos a celebrar, del 12 al 15 de septiembre, la fiesta de la Santa Cruz de los Milagros (celebración que conjuga la tradición prehispánica y la costumbre católica), esta familia queretana se prepara con diferentes diseños de vestimenta y accesorios para ofrecer a los danzantes que participarán en dicho festejo, aunque todo el año se dedican a la manufactura de trajes prehispánicos, porque los danzantes Concheros tienen actividad todo el año.

Eduardo Díaz fue quien comenzó con esta tradición, al iniciarse como Conchero desde los ocho años de edad, por un festival de la primaria. “Me gustó mucho y me incorporé al grupo de danza del entonces general Manuel Rodríguez, de ahí salí yo y me gustó esta tradición, siguiendo ahora adelante con mis herederos, mis hijos Jairo Eduardo y Alejandra Díaz Hernández y hasta mi yerno, Omar Mendoza”.

La necesidad de portar un traje hecho a mano, con su propio diseño y atendiendo a su propio gusto, fue lo que lo llevó a iniciar hace 10 años con un pequeño taller de diseño y confección de ropa prehispánica, en su propia casa.

“Es que uno cuando sale en la danza, quiere salir adelante con la mejor vestimenta, y uno no puede estar pidiendo prestado un penacho o un traje, por eso comencé a hacer mi propio vestuario”, explica Eduardo Díaz, quien llegó a Querétaro a la edad de dos años, originario de Toluca, estado de México.

Después de atender a su trabajo como comerciante, el señor Eduardo le dedica dos o tres horas diarias, durante todo el año, a la creación de vestimenta y accesorios prehispánicos. Confecciona huaraches y tobilleras, asimismo realiza trajes para hombre, mujer y niños (de una o dos piezas), penachos de diferentes tamaños y adornos, así como los escudos, sonajas y brazaletes.

Evolución cultural

El traje original Chichimeca (cultura referente en la región queretana) era hecho con manta y pintado a mano, “pero las modas incluso para los danzantes Concheros han cambiado, ahora se usa mucho el traje con detalles metálicos, con lentejuela, cacahuatillo dorado y plateado, cosas de piel, y todos esos vestuarios han evolucionando la cultura”, añade Eduardo Díaz, iniciador de la tradición.

La confección de una prenda prehispánica inicia con el trazo del diseño, se corta la tela y se comienzan a unir las piezas y algunos detalles se cosen a mano. Los diseños están basados en signos y figuras inscritos en los códices prehispánicos, como Quetzalcóatl (serpiente emplumada) y Tláloc (dios de la lluvia).

Huaraches, tobilleras, brazalete, penacho y traje de una o dos piezas, vendidos en conjunto tiene como costo mínimo 5 mil pesos y el precio máximo de un traje en conjunto llega a costar 12 mil pesos.

Para la confección de los penachos trabajan con animales y plumas de faisán y guacamaya. Las plumas de faisán (pluma espina) las compran por ciento, a un precio de mil 600 pesos, hasta mil 800 pesos, y hay de colores y al natural. El tamaño también es una cuestión que influye y determina el precio, la pluma de guacamaya está cada una en 30 pesos y por lo largo de la pluma la han llegado a pagar hasta 250 pesos cada una.

El 12 de septiembre, día que marca el inicio de celebración a la Santa Cruz con la Velación, llegan vendedores de otras ciudades para ofrecer plumas y algunas piezas de animales disecadas para adornar los trajes y penachos, como águilas, cuervos, armadillos, cabezas de guacamaya y en ocasiones hasta caimanes.

“Una vez nos llegó una persona con una cabeza de caimán y nos pidió que le hiciéramos su penacho, y se lo hicimos”, explica Jairo Eduardo.

Los herederos

Cuando Jairo Eduardo Díaz Hernández tenía un año y medio de edad, su padre lo vistió de Conchero y lo llevó a bailarle a la Santa Cruz, “sí, me llevó a danzar con él y me fue gustando poco a poco, y ahora tengo como tres años que yo apenas empecé a diseñar los trajes”, comenta el joven de 24 años, cumplidos apenas el pasado 18 de agosto.

Aparte de ser estudiante del octavo semestre de la carrera de Nutrición en la Universidad Autónoma de Querétaro, Jairo es danzante Conchero, tiene seis años bailando para el grupo Águila Blanca que comanda el capitán general Miguel Martínez, que tiene su cuartel en el calle de Doctor Lucio, y desde hace un año práctica las canciones y alabanzas tocando la concha de armadillo.

El ser danzante Conchero y el seguir la tradición de la creación de la vestimenta prehispánica, es para este joven queretano un orgullo. “Yo creo que es algo que nos distingue como mexicanos, es una parte del amor a nuestra patria. El yo saber hacer mi propia vestimenta y el portarlo en la Santa Obligación, es un verdadero orgullo”, señala Díaz Hernández, orgulloso heredero de la tradicional festividad de la Santa Cruz.

A futuro, Jairo Eduardo Díaz piensa inculcar a sus hijos, tal y como su padre le enseñó, la historia y tradición de la danza de los Concheros, para preservar una de las tradiciones más arraigadas en el estado.