La presentadora peruana, Laura Bozzo fue tajante con la prensa: “Me iré cuando la gente deje de verme en televisión”. Mientras tanto, “de aquí no me saca nadie”, señaló.

Es más, pidió, “que me entierren acá, que la mitad de mis cenizas vayan al Cañón del Sumidero (en Chiapas), y la otra a Acapulco, cerca del hotel Papagayo”.

Citó a la prensa en un hotel de la ciudad de México, para anunciar la creación de su fundación “Laura Ayuda”, con la que pretende beneficiar a los más pobres de más de 10 estados de todo el país.

En realidad, la conferencia sirvió para hablar mal, como lo ha hecho en los últimos meses, sobre la periodista Carmen Aristegui y todos los medios, como la revista Proceso, que la han criticado “por querer ayudar a la gente”.

La polémica se desató en septiembre de 2013, cuando fue señalada por orquestar un espectáculo televisivo con los afectados por el huracán Manuel, en el poblado de Coyuca de Benítez, Guerrero. Además, se le acusó de haber utilizado un helicóptero oficial del Estado de México y hacerse pasar por rescatista.

El capítulo más reciente, fue la solicitud que recibió el Instituto Federal de Acceso a la Información para dar a conocer los detalles sobre la nave que Bozzo utilizó para llegar a los damnificados.

“Todos los periodistas utilizan helicópteros (oficiales), eso no es una novedad”, afirmó la presentadora peruana.

“Pero tengan cuidado ustedes, los de la prensa, porque se les puede rebotar, cuando les digan que ya no pueden utilizar helicópteros”, señaló.

A la periodista Carmen Aristegui, conductora de un noticiario de la cadena estadounidense CNN, la acusó de “orquestar una campaña difamatoria en mi contra”. En cuanto a los ataques en redes sociales, dijo que son “gente pagada por Aristegui”.

Anunció que no presentará una demanda legal, aunque aseguró estar lista para proceder: “Dije, a ver Laura, vas a desgastarte en demandas, en lugar de dedicar tu tiempo a ayudar a la gente”.

La productora manifestó también que no cree en la justicia terrenal, “creo en Dios y en la justicia divina”.

Laura de América, como también se le conoce, llegó a la conferencia como si llegara a su programa de televisión, y habló con tanta euforia, como si estuviera en cadena nacional.

“Pregunten lo que quieran, lo más duro si quieren”, dijo y la prensa preguntó, pero pocas veces recibió una respuesta completa, porque Bozzo no dijo de cuánto era el presupuesto de su fundación. “Saldrá de mí bolsillo”, declaró. Ni cuanta gente ve su programa: “Duplico (en rating) lo que me entregan”.

Con Televisa, informó, tiene contrato hasta el 2015 con posibilidad de extenderse hasta el 2020, aclaró.

Así se define

La polémica peruana reconoció ser “gritona”, “impulsiva”, “un poco loca” y que a veces dice muchas “burradas”, pero que lo de ayudar a la gente necesitada, a través de su programas, “me nace, lo traigo en los genes”, declaró.

Recordó que en Perú echó a andar la Fundación Solidaridad Familiares, a través de la cual, dijo, ayudó a más de 2 mil familias, y logró generar más de 7 millones de dólares en asistencia social.

La institución de la peruana desapareció cuando ella sale del país, entre otras labores de asistencia social.

Laura Bozzo, de 62 años de edad, agregó: “si el precio por ayudar a la gente es que me destruyan, lo pagaré”.

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