Querétaro, Patrimonio de la Humanidad desde 1996, es una ciudad para caminar y llevar a cabo el arte de estirar las piernas en sus históricos andadores.
El corazón de la ciudad, el Centro Histórico, está organizado en calles angostas y serpenteantes.
Poco ayudan sus estrechas aceras, pero ello es parte de la estética colonial, casonas de los siglos XVII y XVIII, tiempos en los que nadie caminada por una banqueta, porque los animales, carretas y la gente compartían el empedrado.
El violinista del andador
David toca a Vivaldi en su violín: “¡Pérame que ya se me está olvidando!”, dice el músico callejero.
Este hombre, de unos 40 y tantos, toca su violín en los andadores que circundan Plaza de Armas y, mientras ejecuta una pieza, está alerta para evitar a los inspectores.
Él vive del dinero que la gente le regala por su música. Dice que en otros lados gana más, “dan poquito, de a peso, pero pasan muchos”.
Es martes y este día es el más frío según los pronósticos del tiempo. David empezó a trabajar en la fuente Danzante, cuando pasaron los funcionarios y lo “levantaron”.
Más tarde, el violinista estaba frente a palacio de gobierno: “El jefe no está, no hay problema”.
¿Cuánto por "Tilín"?
“Tilín” es un perro chihuahua, pequeño y confianzudo. Su dueño hace manualidades, figuritas de hormigas y otros personajes.
El cuadrúpedo se pasea por el Andador Corregidora como si fuera suyo, de hecho, en su imaginario perruno, el andador es suyo.
El animalito va y viene mientras su amo ofrece su arte. ¿Cuánto por el Tilín?”, pregunta este reportero y es tarde para descubrir el juego de palabras del inventivo artesano. “No lo vendo, es de la familia”, dice el artista de obras de alambre.
“Tilín” pocas veces ladra a los marchantes, algún mal encarado y otros de poca confianza “o los que no quieren comprar”, dice el artesano, para espantar a preguntones.
El Callejón del Cielo
El Andador Libertad tiene otro nombre más bonito, Callejón del Cielo. Es pasaje de los “jipis”, marchantes que venden rastas postizas y camisetas del Che Guevara.
El Callejón del Cielo hace esquina con El callejón de la Penitenciaría. Un espacio donde luce una musa y su arpa de agua y el jardín del arte, un lugar donde se venden antigüedades y todo tipo de chucherías.
Callejón de la cerbatana
El único andador que tiene una placa digna de un Callejón que es parte del Patrimonio Histórico de la Humanidad, es el Andador o Callejón de la cerbatana. Es una placa colorida, como mandada a hacer.
Una flor para la flor
Sobre el andador Libertad, donde el gobernador tiene su casa oficial, se pueden ver a los vendedores de rosas de colores artificiales.
“Una flor para la flor”, dijo un adolescente de piel curtida por el sol. Esa frase de amor falso, que ni a Arjona se le pudo haber ocurrido, es el anzuelo para las parejitas de novios que pasean.
Uno de esos enamorados cae y, seguro, le cobrarán una flor barata como si fuera un arreglo para una boda, pero ni modo de decir que no, cuando la novia ya tiene la rosa color azul pastel medio descolorida en las manos.