NUEVA YORK.— El actor Philip Seymour Hoffman rechazó una recomendación de su contador de que apartara dinero para sus tres hijos porque no quería que éstos fueran niños de “fondo fiduciario”, indican documentos de la corte.
El New York Post dice que el abogado de los niños designado por la corte recientemente entrevistó al contador del actor, David Friedman.
En un documento presentado el pasado 18 de julio en la Corte Familiar de Manhattan, Friedman recordó conversaciones con Hoffman en las que surgió el tema de crear un fideicomiso para sus hijos.
Dijo que Hoffman quería que su fortuna estimada en 35 millones de dólares fuera a su compañera de años y madre de sus hijos, Mimi O’Donnell.
De acuerdo con el documento, Friedman dijo que Hoffman trataba a O’Donnell “como si fuera su esposa”. En realidad, la historia entre el actor y Mimi atravesaba por una crisis de pareja cuando sucedió la muerte de Seymour, quien había abandonado la casa familiar.
Una de las hipótesis que la policía manejó durante la investigación fue que Philip estaba sumido en una depresión profunda a causa de este rompimiento. Y de acuerdo con los diarios que escribió el propio actor (y que fueron hallados por los investigadores), ese rompimiento fue provocado no sólo por las adicciones de él, sino también porque le estaría siendo infiel con otra mujer.
No obstante, la pareja se mantenía en constante comunicación para estar al pendiente de sus tres hijos: Willa, Tallulah y Cooper.
“Simplemente él no creía en el matrimonio pero para él, Mimi era su esposa”, señaló el contador.
El abogado designado por la corte dice que el testamento del actor seguramente será aprobado por la corte porque no contiene nada sospechoso.
Sin embargo, sí contenía algunas cláusulas peculiares. Por ejemplo, exige que sus hijos se mantengan en constante contacto con la cultura para asegurarse que su educación sea cosmopolita. Para ello, el testamento pide que los niños sean criados en ciudades que ofrezcan esa posibilidad. Mencionó que podría ser en Chicago, San Francisco o Manhattan, ésta última, la ciudad en la que mayor tiempo vivió el propio Philip. (AP)