Como si se tratara del personaje de un videojuego, Gabriel Mendoza salta, se desliza, corre y da vueltas en el aire con gran habilidad, haciendo gala de su técnica en el parkour, deporte urbano al que se enganchó cuando vio el video “Jump” de Madonna, donde chicos en la ciudad trepan y se escabullen a capricho.
“Yo no sabía lo que era, y luego de verlo, salí de mi casa e intenté replicarlo pero no pude. Casi un año después fue mi primer acercamiento cuando entrené con Urban Runners, que inició en 2006, éramos como nueve chicos y fuimos de los primeros en Querétaro”, recordó Gabriel.
Luego de ese primer contacto, el deportista tuvo una formación autodidacta buscando exponentes de este arte, además de la práctica de otras disciplinas como el capoeira y la gimnasia.
Tras su aprendizaje comprendió que la filosofía del parkour se basa en preparar personas fuertes para que puedan vencer obstáculos y así brindar apoyo a los demás.
“Lo que más me apasiona es esta filosofía altruista, y la idea de ser una persona fuerte, tanto física como mentalmente, pero no sólo para saltar sino también para ayudar a las personas. Los atletas de parkour deben estar al 100% todos los días, siempre atentos para ayudar a alguien. Y viendo justamente la violencia y la pobreza que hay en el país, me dedique a preparar a los chavos para que no caigan en otras situaciones que generan más problemas sociales”, comentó.
Este deporte está diseñado para adaptarse al entorno urbano, de tal forma que sus atletas puedan vencer obstáculos físicos y emocionales, por ejemplo al saltar una barda, no sólo brincan la superficie sino que dejan atrás el miedo a la altura, a caer y a lastimarse. Todo esto en un ambiente de camaradería, ya que el parkour no acepta la competencia.
Actualmente, Gabriel se dedica a compartir sus conocimientos con otros chicos en un taller que lleva a cabo en el Parque Alcanfores, sección Norte, todos los sábados a las 16:00 horas, así mismo los martes y jueves a las 16:30, las clases se imparten en la Galería Arte Urbano de Cerrito Colorado, con un costo de recuperación de 50 pesos.
Gabriel Mendoza estudió ingeniería, pero siempre tuvo la inquietud de dedicarse a esta disciplina de manera profesional, aunque de forma amateur empezó a practicarlo desde los 17 años.
“Yo le dedicaba más de seis horas a entrenar y era mucho tiempo para ser sólo un hobbie, cuando termine mi carrera comencé a trabajar en la ingeniería, pero no me sentía feliz, algo no estaba bien, ya que no hacía lo que realmente quería, por ello tomé la decisión de dejarlo y dedicarme al parkour, algo que no fue nada fácil, pero creo que esos trabajos tan sedentarios no son para mí, soy más de estar en movimiento todo el día”, compartió el artista urbano.
Aunque sabe que el tiempo, la edad y las lesiones se van acumulando y dificultan su desempeño, no pierde de vista su objetivo, que es certificarse como entrenador de parkour, ya sea en México, Francia o Estados Unidos.