Dice la leyenda que en 1531, Fernando de Tapia, cuyo nombre otomí era Conín, dirigía a sus tropas contra el ejército chichimeca en la loma de sangremal.

En medio de la feroz batalla, unos y otros observaron una resplandeciente luz que llamó la atención: en el centro de ésta y suspendida en el aire apareció una cruz de color blanco y rojo, y a su lado cabalgaba el apóstol Santiago en un caballo blanco.

Con esta milagrosa aparición terminó la lucha y Fernando de Tapia tomó posesión de la región. Los chichimecas se sometieron y pidieron que se pusiera una cruz en la loma del Sangremal como símbolo del milagro que ahí había ocurrido.

En ese mismo año se construyó una pequeña capilla a la Santa Cruz y posteriormente, a mediados del siglo XVII, se erigieron la iglesia y el convento de la Santa Cruz.

Una réplica de la cruz que apareció el 25 de julio de 1531 que, tal y como cuenta la leyenda, se encuentra dentro del templo que corona este cerro.

Por esta razón, este lugar cuenta con mayor tradición en el estado queretano, además está lleno de historia y mucha cultura.

Así que en estas vacaciones, y en otros periodos del año, no olvides visitar la Plaza de los Fundadores que está frente al convento de la Santa Cruz, en este sitio encontrarás agradables restaurantes y puestos de mujeres otomíes que muestran su talento con artesanías de gran calidad.

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