Mujer devorando al hijo, Mujer bestia mirando la ciudad, Mujer ebria mirando las estrellas y Mujer cubierta por una nube son historias que tienen en común, más allá de la femineidad, la extrañeza, una extrañeza que la poeta Esther M. García revela en el libro Bitácora de mujeres extrañas, obra ganadora del Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal.
Desde hace dos años Esther M. García comenzó el trabajo de Bitácora de mujeres extrañas, en donde rescata la historia de féminas que están fuera de los límites. “Personas que son apartadas, que están afuera de la línea, las que son suicidas, las que son drogadictas, las que son borrachas, las que van a ser madres, las mujeres que tienen que sostener a su propia familia”, detalló la autora.
Este acercamiento a los más extraños lindes femeninos, comenzó en el momento de convertirse en madre y al experimentar una etapa de depresión en su segundo embarazo, situaciones que llevaron a la joven poeta a reflexionar sobre el papel de la mujer en su entorno.
“Yo nunca fui apegada a mi lado femenino, hasta que me convertí en madre fue que me empecé a pegar más a mi femineidad. Entonces, ahí fue cuando empecé a cuestionarme acerca de lo qué es ser mujer, de lo qué es el rol de mujer en la sociedad, de cómo se habla de la mujer en la poesía y de lo que hay en la poesía joven a cerca de lo que es ser mujer”, dijo a EL UNIVERSAL Querétaro.
Uno de los poemas que forman parte de este libro premiado es “Mujer maquila”. "Un poema dedicado a las mujeres que trabajan en las maquilas, mi mamá para sostenernos, cuando vivíamos en Ciudad Juárez, trabajó en una maquila, entonces varios de los poemas tienen referencia a estas mujeres, estas mujeres que son extrañas, que son fuera del canon de lo que debe ser una mujer”.
El libro Bitácora de mujeres extrañas se divide en “Breviario de mujeres”, “La embarazada solitaria”, “Ella habla” y “Variedad de espinas”. La obra fue editada por Tierra Adentro a través de la dirección de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y como parte del Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal que promueve el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.
JOVEN POETA
Esther M. García nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1987, es licenciada en Letras Españolas y autora de los libros: Sicarii (El Quirófano Ediciones, 2013); Las tijeras de Átropos (Editorial UA de C., 2011) y la Doncella Negra (La Regia Cartonera, 2010), obras que presentan una poética visceral e intimista.
El saberlo es un honor primordial y también es como un paso más allá en ser mujer, en mi femineidad, y vencer barreras, vencer lo que dicen las personas de que no puedes seguir escribiendo, no puedes seguir creando, porque ya estás del otro lado, que es ser madre, que es estar casada; es un aliciente y, en sí, es demostrar a todas las mujeres que estén en mi situación, que son madres, que están trabajando, que todo se puede, que el ser mujer no es un impedimento para lograr cosas.
Nací en Ciudad Juárez y ahorita radico en Saltillo, Coahuila, y el segundo libro que hice es Sicarri y trata sobre la violencia que nos afecta en el norte. Narra la historia del sicario más joven que era el “Ponchis”, yo, que trabajo en los periódicos, leía mucho acerca de la vida de este niño, de todas las atrocidades que hizo, entonces el libro marca mucho de los aspectos de lo que es el norte, el levantamiento, las casas de seguridad, la violencia que imperó por mucho en el lugar donde yo vivía, que no podía salir porque había balaceras, amigos desaparecidos, compañeros muertos, ejecutados.
Una novela en la que estoy trabajando. Es entorno a escribir, son planteamientos míos, tanto poéticos como sociales, no espirituales, pero sí íntimos, acerca de mi visión del mundo y mi relación con él. Cómo es ser una mujer que escribe en el norte del país, cómo es ser una mujer que escribe con hijos. Muchas veces uno como escritor debe de preguntarse qué le estás dejando a tu lector, porque muchos creen que escribir es como bien fácil, pero te debes preguntar qué quieres ganar al escribir, qué quieres decir y por qué estás escribiendo.
Mi parte de escribir es describir esa femineidad y, a la vez, es hacer ese proceso empático con mi lector. Yo no soy una persona muy sociable, entonces la literatura me permite ser eso, ser sociable, tener una relación íntima con otra persona, más allá de lo que pueden ser el hecho de estar físicamente con alguien, la literatura me ha permitido acercarme a otras personas.