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La moda, el otro Prozac

La moda, el otro Prozac
24/01/2015 |01:34
Redacción Querétaro
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cristianarciniega@yahoo.com.mx

Luego de las fiestas, las compras y las malpasadas decembrinas, en enero es cuando se pasa la factura de los excesos cometidos durante la temporada. De hecho, especialistas se refieren a éste como el mes de la “cruda”, no sólo económica, también emocional.

“Una vez que la gente compró, comió y bebió compulsivamente, viene la cuesta de enero, en la que todos regresamos a la realidad y cuando comienza la depresión, sea por el desempleo, la crisis económica o los cambios físicos a causa de los abusos. De acuerdo con el Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, un 35 por ciento de la población mexicana experimenta algún grado de depresión debido a este periodo”, indica la psicóloga Mayra Lúcia Segovia.

Es por ello que, durante las primeras semanas del año, suele vérseles tristes y decaídas a algunas personas. Aun cuando se debe acudir con un especialista para que determine las causas y el grado del trastorno, hay acciones que se pueden realizar para superar la depresión, tales como activarse, pensar positivamente, desarrollar la autoestima, afrontar las situaciones desagradables y establecer objetivos, entre otras.

El arreglo personal y la selección del atuendo diario ayudan a mejorar el estado de ánimo. “La ropa, el corte de cabello, el calzado, los accesorios y el maquillaje son señas importantes de nuestra identidad social. El arreglo es un hábito necesario en la rutina diaria de las personas e influye no sólo en su imagen, sino también en su disposición y aceptación”, señala la terapeuta.

Dosis diarias de estilo De acuerdo con estudios realizados, cuando las mujeres se sienten mal, suelen apostar por prendas o accesorios que las hagan sentir guapas y especiales. Un vestido que calce como guante (no necesariamente tiene que ser muy revelador), unos tacones de infarto o un lujoso bolso resultan buenos aliados para sobrellevar las jornadas grises con mucho estilo.

“Para estos días, se deben preferir atuendos que destaquen los rasgos de la persona y disimulen o escondan los detalles que no se quieren mostrar; cada quien conoce su prenda clave”, comparte el diseñador jalisciense Macario Jiménez.

Los colores, de igual forma, juegan un papel importante en el estado de ánimo de las personas. “Cuando nos vestimos, de manera inconsciente solemos hacerlo en función de las emociones que tenemos en ese momento. Si se es consciente de lo que aporta cada color, se puede dar un giro al estado de ánimo. Normalmente cuando alguien se levanta negativo, siente decaimiento y desánimo, por lo que tenderá a escoger tonos apagados y pesimistas; en cambio, cuando nos despertamos contentos y de buen humor, elegimos matices alegres”, afirma Segovia.

El rojo, el naranja y el amarillo se consideran colores excitantes y reflejan una sensación de optimismo e inyectan ánimo. El verde, el azul y el violeta son matices sedantes, pues aportan tranquilidad, incitan a la relajación y comunican paz para la mente. Aunque reflejan elegancia, el gris y el negro también transmiten tristeza y pesimismo, por lo que se recomienda alejarse de ellos cuando la persona se sienta decaída.

Diseñadoras como Ágatha Ruiz de la Prada han destacado la importancia del color en la vestimenta como fuente de optimismo y felicidad. Su propuesta se caracteriza por incluir elementos lúdicos, como corazones, estrellas, huevos, lunares y bloques de color en diseños de formas volumétricas y con mucha personalidad.

Respecto a los accesorios, unos originales tacones –de firmas como Manolo Blahnik o Christian Louboutin–, un bolso cargado de fantasía –como los de Charlotte Olympia o Fendi– o una destellante pieza de joyería hacen soñar a toda mujer y ayudan a sacarle la vuelta al estado de ánimo. Sin duda, un tratamiento para seguir al pie de la letra.