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Carbonell, un pintor que ha evolucionado

Carbonell, un pintor que ha evolucionado
24/02/2015 |00:03
Redacción Querétaro
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“Cuando veo mi imagen reflejada en el espejo, no me reconozco”, escribió Santiago Carbonell en su “Autorretrato”, texto incluido en Arqueología de la mirada, libro que hace reúne gran parte de la obra del pintor ecuato-español radicado en Querétaro.

Carbonell inicia el 2015 con la presentación de este título, y hay mucho más por hacer este año, como la consolidación del Museo y Fundación que llevan su nombre, además sigue con la creación de la serie Evas Primigenias, en la que está pintando retratos de mujeres de diferentes partes del mundo y, por lo cual, contempla un viaje a Indonesia y otro al norte de Alaska, para pintar la cara de una mujer esquimal. “En fin, cada día tengo más ganas de pintar”, dijo Carbonell a EL UNIVERSAL Querétaro.

Recuento pictográfico. Arqueología de la mirada se presentó en el Museo Santiago Carbonell, con los comentarios de la especialista en arte Avelina Lesper, el editor de la publicación, Carlos González Manterola; y el director del Museo Santiago Carbonell, Roberto González García.

El libro hace un recuento de la historia pictográfica de Carbonell, el mismo pintor explica que la publicación proyecta gran parte de su obra pintada en Querétaro.

“Más o menos es como un viaje, creo que a través de las imágenes vamos ir avanzando entre mis estilos, mis evoluciones, no soy un artista revolucionario pero sí evolucionado y que ha cambiado, habla de viajes, de paisajes, de naturaleza muerta, habla de rostro, de abrazos, es un libro que compendia casi toda mi obra, la que pude rescatar y la mejor”, explicó.

El nombre del libro es una conjugación entre las palabras: Arqueología y Mirada. “Arqueología es ir a buscar las raíces, desentrañar los secretos que están escondidos por capas de tierra, y yo sí creo que a través de mi vida lo que he hecho es sacar capas y capas de óleos y pinturas para ver qué hay en el fondo de la pintura, para ver si podía saber de dónde viene la pintura. Entonces, yo creo que esa ha sido mi vocación desde que era muy joven, y hablo de la mirada porque estamos acostumbrados a que el espectador mire los cuadros, y muchas veces son mis cuadros los que miran al espectador, la sensación de ese diálogo del cuadro que mira al espectador me parece bastante interesante”.

Desnudos en el arte. El libro se presentó con los comentarios de la especialista en arte Avelina Lesper, quien habló de las similitudes que tiene la obra de Carbonell con la obra del célebre Rubens.

“Sucede con Rubens el mismo fenómeno que pasa con la obra de Carbonell, creemos que Carbonell hace desnudos, porque de Rubens tenemos muy presentes esos cuerpos que se desparraman de los cuadros, esos cuerpos que no caben en el lienzo, que nos invitan a quedarnos ahí”, dijo Lesper.

Pero los desnudos, refirió la especialista en arte, han sido sólo un anzuelo, un método de seducción. “Obviamente nos sedujo como nos sedujo Rubens, nos tendió esa trampa maliciosa de darnos el anzuelo del desnudo. Como un anzuelo que todos hemos picado, para entrar a la otra parte de su pintura, para conocer sus retratos, para conocer también sus escenas míticas, para ver como resuelve una composición en la que varios personajes están ocultándonos algo, ese misterio que logro captar”.

En la presentación, Carbonell leyó su “Autorretrato”, un texto intimista en el que revela momentos cruciales en su vida, como el día en que realizó su primer dibujo. “El 7 de enero de 1968, es curioso que mientras el mundo ni sospechaba que ese año iba a ser sacudido por importantes acontecimientos, como guerras, protestas estudiantiles, asesinatos políticos, revoluciones musicales, drogas inconmensurables, un niño de ocho años almorzó toda una mañana dibujando un toro negro”.

La historia de esa primera obra es recordada por el pintor, “porque mi maestra me obligó a borrar con miga de pan unos monumentales testículos que brillaban del animal, como badajos de campanas, esa fue mi primer aventura con el dibujo, envenenada por cierto por la censura”.

Como un distraído y curioso, se describe en su “Autorretrato” Santiago Carbonell, quien a los 17 años decidió convertirse en pintor y a la fecha la pintura ocupa todo su tiempo, incluso en sábados y domingos.